LECTURA DOMINICAL

La calvicie condiciona la conducta de algunas figuras del arte

                                          Por Johnny Arrendel

EL ZAFIRO

Al escudriñar en la red social Youtube me topé con la memorabilia en video de un raro encuentro entre Carlos Manuel, “El Zafiro”, y el “Sinsonte”, Ray Polanco.

Dos de las mejores voces del merengue se juntaron y cantaron ambos a dos el tema “Amame”, popularizado por El Zafiro en los años ochenta.

Aunque subrayo que el junte resultó atípico, hay que resaltar que entre ambos interpretes se dieron algunas “coincidencias” en sus respectivas carreras.

Se trata de que tanto uno como el otro experimentaron problemas de adicciones, así como incidentes diversos que afectaron sus proyecciones.

RAY POLANCO

Las historias de Carlos Manuel son muy conocidas, incluyendo que Vickiana y Olga Lara le acusaron de “brecharlas” (espiarlas cuando se desnudaban en los camerinos) en Teleantillas.

El Sinsonte, en tanto, además del encontronazo famoso con Freddy Beras en Color Visión, tuvo la mala fortuna de ser herido de perdigón, lo que casi le deja ciego, cuando cantaba en la Orquesta de Andrés de Jesús.

El grupo actuaba en una tarima de las que habitualmente montaba Willy Rodríguez para Radio Disco frente al bar La Ceniza del Malecón, y, como fue muy habitual en esos tiempos, se armó una balacera.

Al parecer, Ray pudo superar el problema de los vicios, aunque su carrera se estancó, pero Carlos Manuel se hundió de tal manera que no ha podido resurgir.

PETER CRUZ

Al visualizar el video, grabado durante una emisión de El Show del Mediodía, noto que entonces  tanto El Zafiro como Ray conservaban sus cabelleras.

Es otra coincidencia, ya que a poco los dos se fueron quedando calvos, y para mí que también esa realidad supo manejarla El Sinsonte y Carlos Manuel no.

Cierto que los rumores de la adicción de El Zafiro venían desde sus tiempos en La Gran Orquesta, donde compartió con Bonny Cepeda y Andy Mesa, pero yo diría que su “loquera” se acentuó después, en la misma medida que perdía el pelo.

Recordemos las pañoletas que se cogió con usar, y que además de grabar temas con aire flamenco se obsesionó con que era un gitano y asumió aires de andaluz que cualquiera pensaba que realmente provenía de la Madre Patria.

Pienso que Peter Cruz es otro caso en que un artista con grandes potencialidades vio bajar su autoestima al quedarse calvo y eso le sacó del mercado.

En los tiempos que integraba Los Colosos de Cheché Abreu a Peter le identificaban como “El Jevito”, y posteriormente integró el nuevo frente de Aníbal Bravo, junto a “La Figura” Jochy Hernández y el bailarín Marcos Burdier.

FERNANDO VILLALONA

De allí, Peter, tremendo cantante y corista, pasó a Wilfrido Vargas, donde además de con su voz se destacó por sus habilidades en el baile y para codificar los colores de su vestuario.

Fundador de la Orquesta Internacional, junto a Ramón Orlando y Henry García, Peter Cruz se adjudica uno de los mejores merengues jamás llevados a estudio, “Cometa Blanca”.

Ya con su propia banda, le identifican como “El Play Boy del Merengue”, y entre sus conquistas brilla la entonces atractiva Zoila Luna, pero cuando comenzó a perder el pelo, en la misma medida Peter se escindió del medio.

De las últimas informaciones que se tuvieron de Cruz antes de partir del país, fue que recurrió a aplicarse ajo en el  cuero cabelludo, en vana esperanza de recuperar su melena.

“El Rey del Carisma”, Fernando Villalona, evidenciaba real preocupación por su pronunciada calvicie. Para todos lados se movía con gorras, sombrero o kepis, hasta que recurrió a un trasplante capilar salvador.

Pero hay quienes al parecer ni con los trasplantes logran recuperar la seguridad y confianza en sí mismos, y tenemos a un Juan Luis Guerra, que si bien, siempre ha sido tímido, insiste ocultar su frente amplia con las consabidas gorras.

De su lado, Luis Manuel Aguiló solo viste formal cuando es estrictamente necesario, y todo para justificar que alguna gorra o boina forme parte de su atuendo casual al salir en televisión y  así ocultar su cacumen desforestado.

Pero, quien lleva la situación a extremos es Emilio Angeles, quien bajo ninguna circunstancia se atreve a ponerse saco y corbata, solo para no prescindir de la gorra protectora.