sábado, 2 de julio de 2011

Pinchando los pinchos...
Caminando en una ocasión por la parte baja de Nueva York en una calurosa tarde, me detuve en uno de los carritos de los que venden hot dogs, y pinchos a comprar un refresco...
Como dice la salsa, era un verano caliente en Nueva York, y me iba bien una "soda", como allí le llaman a las bebidas geseosas.
Mientras tomaba el refresco me llamó la atención algo que estaba haciendo el dependiente.
Tomaba los pinchos crudos, antes de cocinar, y a cada uno le sacaba un pedazo de carne con los cuales hacía nuevos pinchos insertando los trozos en unos palitos que tenía dispuesto para ello.
Me produjo curiosidad el comportamiento de aquel hombre vendedor de pinchos. Por qué razón achicaba los que ya estaban hechos, para hacer nuevos?.
Fue cuando caí en cuenta del motivo....El negocio no era suyo.
Hay empresas que controlan muchos de esos carritos que les entregan a los operarios una cantidad de mercancía determinada.
Por ejemplo, 50 pinchos ya preparados, que solo hay que poner a la parrilla  en la medida en que son requeridos por los clientes.
El operario tiene que responder por esa cantidad de pinchos, al momento del cierre y el cuadre de venta.
Por qué razón le estaba quitando a cada uno un trozo de carne, para hacer nuevos pinchos?.
Sencillamente porque de esa manera hacía pinchos extras, cuya venta, sin haber invertido nada, generaba un dinero que iba a parar a su bolsillo.
El cumplía con reportarle al dueño la venta de los 50 que le dejaban, no de aquellos que hacía "por la izquierda" para su beneficio.
El no le estaba robando al dueño, sino a cada cliente, al que le habían sacado un pedazo de carne del pincho que compraba.
Era tan hábil, que duando sacaba un trozo de carne, acotejaba los demás para que en proporción fueran del mismo tamaño. Es decir, "estericaba" los pedazos que quedaban en el palito. El tamaño era igual, pero no la cantidad.
El tipo solo tenía que comprar su paquete de palitos para hacer sus pinchos, o a lo mejor los recogía de los que desechaban los clientes, quién sabe.
Esa simple observación me permitió determinar que "donde quiera se cuecen habas", y de que "los hay, los hay".
Que conste, el vendedor "avivato", no era dominicano.

3 comentarios:

  1. Ese "modusvivendi" se ha generalizado, pero a nosotros los dominicanos, por ser descendientes de del séquito de delincuentes que le dieron a Colón, pensando que estaba loco, para que desaparecieran en alta mar, hay que sacarnos la comía a parte. El ejemplo más tanjible nos lo dan ese grupo de facinerosos enganchados a politico, que nos ha hecho pasar las de Caín, con su robo descarado. Todos son iguales (los politicos), delincuentes al cuadrado.

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  2. Lo mismo hacen en los restaurantes italiano de New York con el vino, del vino que va sobrando llenan botellas, y cuando el cliente pide el vino le hacen el ayante que lo descolcharon y se la llevan ya destapada, trabaje de mozo en un restaurant italiano en Soho y asi era la cosa, a ese restaurante van muchos basketbolista de la NBA si ellos supieran lo que les venden.

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  3. pero ven aca, por que siempre cuando aparece un tiguere en el extranjero y que no es dominicano se dice que donde quiere se cuecen habas queriendo decir que los dominicanos somos los unicos que engañan?

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