Más allá del HDTV
Hace un año, su corresponsal señaló que, más o menos en cada generación, el entretenimiento 3D se convierte en un furor, solo para volverse un fiasco en la medida que surgen las deficiencias de la tecnología. El entusiasmo de la industria del entretenimiento por 3D alcanzó niveles febriles cuando se presentó la impresionante película "Avatar" de James Cameron a finales del 2009 que luego en el 2010 amasó $2.8 mil millones a nivel mundial.
Desde entonces la novedad se ha disipado mucho más rápidamente de lo esperado por su corresponsal. Aun cuando los dueños de cines le dan la bienvenida a las películas 3D (les permiten subir el costo de las entradas), los aficionados al cine están fastidiados por el uso torpe de los efectos, los dolores de cabeza y náuseas que frecuentemente le siguen y la molestia de tener que usar espejuelos especiales.
Lo mismo ocurre con la televisión 3D. Hace un año, los fabricantes de televisores lo vieron como una forma de incrementar las ventas en unos cuantos dólares por la electrónica adicional. También estaban los cientos de dólares que podían cobrar por los lentes ($150 el par) requeridos para ver los efectos tridimensionales. Pero con un contenido de 3D limitado y aburrido, y el agravante de los lentes, la novelería rápidamente se evaporó.
El problema es que la televisión 3D requiere que la gente cambie sus hábitos de ver televisión. Usualmente, los televidentes, aun cuando ven sus programas favoritos, tienden a estar en lugares bien iluminados haciendo varias cosas a la vez - hojeando periódicos y revistas, usando el teléfono, hasta chequeando su correo en la web. El poner y quitar los lentes 3D para hacer esas cosas se convierte en una tarea. No es de sorprender que hasta los más fervientes aficionados de la televisión 3D hayan retornado a la televisión tradicional.
No es tampoco que la televisión 3D haga lo mismo que hizo el video-casete. Sencillamente se ha convertido en otra función incorporada a los televisores (como iluminación de fondo LED, 240 hertzios de frecuencia de actualización, atenuación local y conexión de WiFi para internet) que les gusta a los consumidores, siempre que no tengan que pagar más, y los lentes especiales sean gratis. Últimamente, Fry´s Electronics, una cadena minorista grande en la Costa Oeste ha estado ofreciendo televisores de 47 pulgadas 3D con sus lentes por menos de $800. Hace unos meses esos televisores costaban $1,700.
Desde entonces la novedad se ha disipado mucho más rápidamente de lo esperado por su corresponsal. Aun cuando los dueños de cines le dan la bienvenida a las películas 3D (les permiten subir el costo de las entradas), los aficionados al cine están fastidiados por el uso torpe de los efectos, los dolores de cabeza y náuseas que frecuentemente le siguen y la molestia de tener que usar espejuelos especiales.
Lo mismo ocurre con la televisión 3D. Hace un año, los fabricantes de televisores lo vieron como una forma de incrementar las ventas en unos cuantos dólares por la electrónica adicional. También estaban los cientos de dólares que podían cobrar por los lentes ($150 el par) requeridos para ver los efectos tridimensionales. Pero con un contenido de 3D limitado y aburrido, y el agravante de los lentes, la novelería rápidamente se evaporó.
El problema es que la televisión 3D requiere que la gente cambie sus hábitos de ver televisión. Usualmente, los televidentes, aun cuando ven sus programas favoritos, tienden a estar en lugares bien iluminados haciendo varias cosas a la vez - hojeando periódicos y revistas, usando el teléfono, hasta chequeando su correo en la web. El poner y quitar los lentes 3D para hacer esas cosas se convierte en una tarea. No es de sorprender que hasta los más fervientes aficionados de la televisión 3D hayan retornado a la televisión tradicional.
No es tampoco que la televisión 3D haga lo mismo que hizo el video-casete. Sencillamente se ha convertido en otra función incorporada a los televisores (como iluminación de fondo LED, 240 hertzios de frecuencia de actualización, atenuación local y conexión de WiFi para internet) que les gusta a los consumidores, siempre que no tengan que pagar más, y los lentes especiales sean gratis. Últimamente, Fry´s Electronics, una cadena minorista grande en la Costa Oeste ha estado ofreciendo televisores de 47 pulgadas 3D con sus lentes por menos de $800. Hace unos meses esos televisores costaban $1,700.
Para compensar, los fabricantes están considerando incrementar el número de elementos de las imágenes ("pixels") en la pantalla. Los televisores de hoy de alta definición (HDTV) despliegan 1,920 líneas verticales de exploración y 1,080 líneas horizontales utilizando el llamado escaneo "progresivo" (o sea, en un ciclo continuo de arriba a abajo). El resultado es una rejilla de 20,073,600 pixels (o sea, 2.1 mega pixels). El duplicar el número de líneas verticales y horizontales a lo ancho y hacia abajo de la pantalla a 3,840 por 2,160 resulta en una exposición de 8,294,400 pixels (8.3 mega pixels). En otras palabras, ir de "1080p" a "2160p" la tecnología de la exposición tiene un rendimiento cuatro veces mayor en la cantidad de información que puede mostrar en la pantalla.
Hasta ahora, en las ferias comerciales solo se han mostrado prototipos del nuevo "Quad HD". Samsung ha acaparado la mayor atención con un prototipo de 2160p y una pantalla de 82 pulgadas. Pero no es el primero de una nueva generación. Westinghouse ha estado vendiendo exposiciones de 2160p en pantallas de hasta 56 pulgadas desde el 2007, aunque no los ha ofrecido al público. Con un precio de $40,000 y más, esos equipos profesionales son utilizados como monitores para máquinas de imágenes en hospitales, laboratorios y la industria. (The Economist)
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NIURKA BAEZ,
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