Joseph Cáceres

Hipólito y la farándula

Por Johnny Arrendel

Hipólito Mejía debería revisar su manejo ante los artistas, ya que el mensaje que envía al electorado es que mantiene su talante de inclinarse hacía lo banal.

Eso es lo que se percibe de que Mejía se interne durante más de cinco horas en la mansión del bachatero Anthony Santos, en Las Clavellinas, Montecristi, para gestionar su apoyo electoral.

Cierto es que Santos es un exponente sobresaliente, y con niveles de impacto proselitistas, debido a su gran popularidad.

Pero, no obstante, no se justifica que el candidato presidencial opositor  de mayor porcentaje se pase un lapso tan importante de lo que debiera ser su “apretada agenda”, en labores faranduleras.

Esto así, porque la mayor parte del tiempo, el conclave entre Hipólito y Anthony Santos discurrió entre jugadas de dominó y billar.

Que conste, utilizado de manera inteligente, uno de los recursos de mayor rentabilidad para un político en campaña es asociarse con las celebridades, y para muestra, tomemos los casos positivos de los mandatarios Barak Obama, de Estados Unidos, y del criollo Leonel Fernández.

En ese sentido, otra cosa sería si dentro del programa de la reunión Mejía- Santos se hubiese incluido alguna discusión temática sobre la situación del arte y la cultura, por ejemplo. Y hasta era factible que en ese esquema invitasen a otros artistas de la zona.

Pero no, Hipólito fue hasta Las Clavellinas a pasarse varias horras en chercha con su pana full, El Bachatú.

Se recuerda los tiempos en que Mejía era presidente, que en lugar de cumplir sus funciones de jefe del Estado, se pasaba de visita en visita. Incluso, se presentaba donde empresarios que ni siquiera le estaban esperando.

Otro encuentro artístico que no ayudó a catapultar la imagen de político actualizado que pretende proyectar Hipólito, fue su reunión con Yolandita Monge y su manager y esposo Topy Mamery.

Yolandita es una gloria del arte, pero ya desconectada de las nuevas generaciones, y lo que se busca al asociar un candidato con una figura es facilitar un vínculo con los votantes, sobre todo los nuevos.

Pero lo mas inconveniente de aquella cumbre entre Mejía y la cantante boricua, es que se difundió en los precisos momentos en que del candidato del PLD, Danilo Medina, se sabía de sus reuniones con el prestigios líder de Brasil, Luis Ignacio –Lula- Da Silva.

Igualmente, al tiempo que los periódicos publicaban gráficas de Hipólito en tertulia con Yolandita Monge, también salían imágenes del encuentro de Danilo con Dilma Rousset, la presidenta de Brasil, quien elogió su visión social.