“Soy un conquistador de sueños
Ismael Cala trabajó de mesero en un restaurant dominicano en Toronto. Hoy es uno de los más influyentes periodistas de CNN en Español
Antes trabajó en un restaurante dominicano en Toronto, donde una compatriota que ya conocía su trabajo en la televisión cubana se sorprendió al verlo de mesero.
"¿Tú no eres Ismael Cala, el presentador? Niño, y qué haces aquí de mesero, si tú eres una estrella en Cuba". Yo le dije: "Señora, estoy aquí empezando de cero, recomenzando mi vida, quiero conquistar el mundo”, recuerda Cala, quien hoy puede decir que sus palabras fueron premonitorias.
Con el paso del tiempo se preparó, cursó estudios de comunicación y tras acumular experiencias en programas televisivos de los Estados Unidos el periodista cubano se ha consolidado como una figura incluyente a través de su espacio “Cala”, de transmisión diaria por CNN en Español, donde entrevista a personalidades del arte, la política, la literatura y la comunicación.
Aunque hoy disfruta de uno de sus mejores momentos no todo ha sido color rosa en la vida del exitoso comunicador que hoy comparte sus experiencias con Qué Pasa!
Estudió Historia del Arte, pero con el tiempo se ha convertido en una de las principales figuras de la comunicación latinoamericana, ¿cómo se dio esa transición?
La historia y el periodismo se complementan. La historia nos enseña el pasado, pero no como un simple recordatorio, sino para comprender mejor el presente y el futuro. Y, justamente, los periodistas trabajamos el presente, la realidad. Al principio de mi carrera no tuve muchos vínculos con el periodismo, porque los medios cubanos eran (y son) demasiados solemnes. Pero, cuando llegué a Canadá se abrió otro mundo ante mis ojos y pude estudiar periodismo y producción de televisión en la Universidad de York. Lo mejor que me ha pasado es haber estudiado esas dos carreras. Los programas académicos de periodismo muchas veces tienen déficits de historia, filosofía, arte y literatura. Y esos conocimientos hay que dominarlos antes, durante y después de terminar la universidad.
A que edad inicia en la televisión?
A los 15 años, en el programa Señal 2000, de Tele Turquino, en Santiago de Cuba. Era un programa para jóvenes, donde las orquestas tocaban en vivo.
Siendo una figura de la televisión cubana de repente se vio trabajando de mesero en Toronto. ¿Qué ocurrió para que se diera ese cambio tan drástico?
Fue difícil dejar la radio y la televisión cubanas para ir trabajar a un restaurante canadiense. Pero esa ha sido la mejor decisión de mi vida. Fue algo muy meditado. En Canadá confundía los platos y las bebidas, apenas hablaba inglés, pero valió la pena. Fue una etapa dura, pero formadora.
¿Cómo manejó el ego con una situación por la que otra persona se hubiera quebrado?
Tuve que servir a una familia, que me reconocía de la televisión en Cuba, en un restaurante dominicano en Toronto. La señora, que estaba visitando a su hijo, le susurraba que me conocía, hasta que se atrevió a preguntar: "¿Tú no eres Ismael Cala, el presentador? Niño, y qué haces aquí de mesero, si tú eres una estrella en Cuba". Yo le dije: "Señora, estoy aquí empezando de cero, recomenzando mi vida, quiero conquistar el mundo. Hoy este restaurante me da de comer, y para vivir. De aquí a tres años, veremos dónde estoy". Fue difícil no sucumbir, el ego golpeado, la humildad a prueba de tormenta.
“La familia que me ayudó a comenzar mi vida en Canadá es dominicana: el señor Ramón Hernández y su esposa Elena, con sus hijos”
“Con el tiempo real cumplimos con los horarios establecidos, pero con el psicológico cumplimos con el televidente. ”(José Antonio Aybar F. /El Nacional)
"¿Tú no eres Ismael Cala, el presentador? Niño, y qué haces aquí de mesero, si tú eres una estrella en Cuba". Yo le dije: "Señora, estoy aquí empezando de cero, recomenzando mi vida, quiero conquistar el mundo”, recuerda Cala, quien hoy puede decir que sus palabras fueron premonitorias.
Con el paso del tiempo se preparó, cursó estudios de comunicación y tras acumular experiencias en programas televisivos de los Estados Unidos el periodista cubano se ha consolidado como una figura incluyente a través de su espacio “Cala”, de transmisión diaria por CNN en Español, donde entrevista a personalidades del arte, la política, la literatura y la comunicación.
Aunque hoy disfruta de uno de sus mejores momentos no todo ha sido color rosa en la vida del exitoso comunicador que hoy comparte sus experiencias con Qué Pasa!
Estudió Historia del Arte, pero con el tiempo se ha convertido en una de las principales figuras de la comunicación latinoamericana, ¿cómo se dio esa transición?
La historia y el periodismo se complementan. La historia nos enseña el pasado, pero no como un simple recordatorio, sino para comprender mejor el presente y el futuro. Y, justamente, los periodistas trabajamos el presente, la realidad. Al principio de mi carrera no tuve muchos vínculos con el periodismo, porque los medios cubanos eran (y son) demasiados solemnes. Pero, cuando llegué a Canadá se abrió otro mundo ante mis ojos y pude estudiar periodismo y producción de televisión en la Universidad de York. Lo mejor que me ha pasado es haber estudiado esas dos carreras. Los programas académicos de periodismo muchas veces tienen déficits de historia, filosofía, arte y literatura. Y esos conocimientos hay que dominarlos antes, durante y después de terminar la universidad.
A que edad inicia en la televisión?
A los 15 años, en el programa Señal 2000, de Tele Turquino, en Santiago de Cuba. Era un programa para jóvenes, donde las orquestas tocaban en vivo.
Siendo una figura de la televisión cubana de repente se vio trabajando de mesero en Toronto. ¿Qué ocurrió para que se diera ese cambio tan drástico?
Fue difícil dejar la radio y la televisión cubanas para ir trabajar a un restaurante canadiense. Pero esa ha sido la mejor decisión de mi vida. Fue algo muy meditado. En Canadá confundía los platos y las bebidas, apenas hablaba inglés, pero valió la pena. Fue una etapa dura, pero formadora.
¿Cómo manejó el ego con una situación por la que otra persona se hubiera quebrado?
Tuve que servir a una familia, que me reconocía de la televisión en Cuba, en un restaurante dominicano en Toronto. La señora, que estaba visitando a su hijo, le susurraba que me conocía, hasta que se atrevió a preguntar: "¿Tú no eres Ismael Cala, el presentador? Niño, y qué haces aquí de mesero, si tú eres una estrella en Cuba". Yo le dije: "Señora, estoy aquí empezando de cero, recomenzando mi vida, quiero conquistar el mundo. Hoy este restaurante me da de comer, y para vivir. De aquí a tres años, veremos dónde estoy". Fue difícil no sucumbir, el ego golpeado, la humildad a prueba de tormenta.
“La familia que me ayudó a comenzar mi vida en Canadá es dominicana: el señor Ramón Hernández y su esposa Elena, con sus hijos”
“Con el tiempo real cumplimos con los horarios establecidos, pero con el psicológico cumplimos con el televidente. ”(José Antonio Aybar F. /El Nacional)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se valora el envío de comentarios no ofensivos apegados a la moderación.
NIURKA BAEZ,
Moderadora de comentarios