lunes, 21 de noviembre de 2011


Cómo cambian los tiempos, Venancio
Discotecas de ayer y de hoy
Por Orlando Holguín



El mundo de las discotecas ha cambiado mucho. Quemamos esa etapa más o menos de los 18 a  los 35. Llegamos a pagar 10 pesos por un servicio de ron y refresco. Era la época de Estudio 54 y Joe’s Night Club, las que más visitábamos, ambas ubicadas en pleno centro de Gascue y propiedad del difunto Joe, con quien, entre visita y visita, llegamos a conversar amigablemente.

Con relación al peculiar Joe, éste se daba el lujo de ser una de las pocas personas que tenían un clásico Royce Rolls para esa época. Habría que mencionar otras discotecas, como La Escuelita, Secretos, Íntimo, Tentación, Sueños, Disco Club Universitario y la misma Jet Set, cuando estaba ubicada casi frente a la Clínica Independencia.

Luego vinieron las discotecas de la Zona Oriental con otro concepto. Así teníamos Las Vegas, Fuego Fuego, La Torre, Oasis, Elvis Disco y Candy Disco. No podemos dejar de mencionar la Disco Terraza el Can en la Josefa Brea. Ni hablar de las discotecas de de la high class, algunas ubicadas en los hoteles: Sui Generis,  Omni (u Ovni, no recuerdo cómo lo escribían) Disco, Waldo, Neón y la más reciente Jubilee.

Otra famosa era el Club 60, la cual ha tenido diferentes nombres. Igual que ahora, unas cuantas no dejaban entrar a pobres ni morenitos. En los 80’s, estaban también los centro bailables de la 30 de Mayo, Zafari Disco y Yemallá. Si se nos olvidan otros nombres, aclaramos que el objetivo no es mencionarlos a todos, por cuestión de espacio y de fallas en la memoria.

En ese entonces, algunas de las discotecas para las clases media baja y baja, eran una especie de “mataderos”, y para nadie es un secreto que muchas de ellas facilitaban el que las parejas hasta hicieran el amor mientras bailaban o compartían, amparadas en la oscuridad de una o más pistas o de rincones ocultos. 

La discotecas eran, junto a los reservados, los lugares donde una pareja podría desahogar sus deseos sexuales, sino haciendo el coito, propinándose caricias fuertes. Algunos se iban al cine, pero allí difícilmente se podía pasar de un beso que, generalmente, molestaba a los presentes.

A muchos les debe resultar familiar el término “quemar”, es decir, bailar bien pegados, tratando, varón y hembra, como manda la naturaleza y es lo correcto, de frotarse sus partes íntimas por encima o por debajo de la ropa. No era raro pedir al mozo o a cualquier otra persona no encender ningún tipo de luz, so pena de que una o más parejas fueran sorprendidas in fraganti, ya fuera en la mesa o en la pista, dándose caricias muy fuertes y más allá.

De ese tipo de lugares es que viene el famoso pasaje de discoteca. Un tipo le dice a un amigo: “Fulano, préstame los fósforos”. El otro le contesta: “Cógelos, están en el pantalón, encima de la mesa”. El vestido y la falda eran los mejores cómplices. Por eso hoy día todavía muchos preferimos estas prendas frente al pantalón. Al respecto, hemos adoptado una frase propia: “Feminidad se escribe con f de falda”,  Venus con v de vestido”.

Hoy las cosas han cambiado. Estuvimos en una discoteca de la zona oriental. Nos dispusimos a hacer una comparación mental y lo que vimos allí está muy distante de lo que eran aquellos lugares oscuros, donde uno a veces iba a pescar en río revuelto, pero la pesca era más difícil que hoy día. La discoteca en cuestión estaba repleta de personas jóvenes, damas en mini faldas muy provocativas y vestidos muy ceñidos al cuerpo que mostraban el inicio de unas muy bien delineadas nalgas pletóricas de ímpetu juvenil.

El espacio estaba totalmente iluminado y la mayoría de personas permanecía parada alrededor de atractivas mesitas o ubicada cerca del bar. Observamos una reducida  pista de baile para aquellos que fueron a bailar.  Parecería que a la discoteca de hoy día, más que a bailar, se va a hablar y a “ligar”, es decir, quizás la pareja moderna no la toma como lugar para darse amor en el acto. Claro, hoy hay más libertad y las discos se podrían definir como un preámbulo para calentar los motores y luego dirigirse a otro sitio donde sí podrían matarse los deseos que nos ubican como los más animales entre los animales sexuales, valga la redundancia.
  
Pero lo más importante a destacar es que, casi todos los allí presente, estaban con la cabeza hacia abajo y con la pantallita enfrente. Vimos como  los integrantes de un grupo de hasta cinco personas casi no conversaban entre sí, sino que estaban tecleando el BlackBerry. Nuestro grupo estaba compuesto por seis damas y en ningún momento éstas dejaron de atender sus aparatos celulares.

Es increíble, pero a menos que usted no esté acompañado de una pareja que no pueda justificar el pasársela enviándose mensajes, el compartir con un grupo, si usted es de la guardia vieja o no está sometido a la fiebre del momento, es decir a la BlackBerrymanía, puede ser una experiencia extraña, desagradable y donde está presente lo que hoy les falta a una gran cantidad de jóvenes: ¡educación, carajo!

4 comentarios:

  1. Bueno eso sera en la capital por el desarrollo urbano, pero todavia en los pueblos existen muchas discotecas asi, yo soy mocano y el tipico Moca que funciona desde los 80's se presta perfectamente para hacer esas travesuras, el popular Ñaño su propietario se cuido en salud cuando lo remodelo pues lo dejo mas oscuro que la boca de un lobo, el no va a matar la gallina de los huevos de oro.

    ResponderEliminar
  2. Mala educacion, falta de atencion, gente sin ninguna vida, perdedores y no se sabe cuando adjetivos mas se pueden usar con esas personas, pero estar el dia entero, apegado a un aparato, hablando plepla, lo que da a entender que son personas sin ganas de vivir la vida, que solo esperan que Dios se los lleve, pues ya ellos estan felices, con ser los nuevos zombies, todo eso que usted dijo es asi, antes cuando se iba a una disco, se iba a disfrutar del momento, botar el golpe, ligar alguna chica, o ellas un chico, el simple hecho de usted haber sudado bailando, le quitaba estrees, pues bailar es un ejercicio igual que cualquier otro, pero ahora se va a la disco a estar embelezado con un aparato, donde esta convirtiendo a esta juventud en anti-sociales, ya que no tienen el valor de hablar con otra persona frente a frente, y mejor usan estas llamadas, "Redes Sociales", para "desahogar" lo que sienten, pero ya raya a lo ridiculo, no solo en discoteca, en las escuelas y universidades, velatorios de muertos, actividades religiosas, hasta teniendo sexo, luego andan en la calle que no saben ni quienes son ellos, pues duran tanto metidos en esos aparatos, que cuando vienen a despertar o estan atracados, accidentados o muertos

    ResponderEliminar
  3. te falto la mejor disco que hubo a los finales de los 70,tropicalia donde estaban los mejores bailarines y las jevitas mas buenas ,hay eso miercoles de ladys nigth ,hay tu lo hacia con 20 pesos y te sobravan(cono cuando uno habla asi es porque e pa viejo que va)

    pete

    ResponderEliminar
  4. Lo felicito, es el vivo retrato del antes y despues, cuantos recuerdos trajo a mi mente con esta reseña, excepto que no indico que ahora en vez de esos bailes quemadito, las discotecas de ahora lucen asi, porque los moteles le han quitado esa parte a esa vivencia , sustituyendola por la zombimania BB, ya no hay nada de romantico en las parejas , no hay espera ya todo es visto y probado asi que solo le queda a esas jovencitas bibiar y buscar pasar una "divertida busqueda Noche" como le llamo.

    ResponderEliminar

Se valora el envío de comentarios no ofensivos apegados a la moderación.
NIURKA BAEZ,
Moderadora de comentarios