Joseph Cáceres

¡Somos negros, compay!

Por Orlando Holguín

En un artículo aparecido en el Listín Diario, bajo la firma de Indhira Suero, titulado “¿Negro yo?”, se planteaba la constante intención del dominicano de negar la parte africana que llevamos en la piel y en la sangre. Nosotros somos de los pocos países del mundo donde se habla de cabello malo y cabello bueno, cuando lo correcto es hablar de cabello lacio y cabello crespo. Para muchos, el que tiene unas moticas en la cabeza, se fuñó. Sin embargo, si Aquiles Correa se va a España, a Suiza o a Irlanda, aparecerán varias damas de la raza aria que no se aguantarían, y tocándole el cabello, le dirían: ¡Qué lindo!

JESUCRISTO

Aquí hay familias que si uno de sus vástagos, sea hombre o mujer, se atrevió a presentar a la familia  a una persona medianamente oscura, le cayó gas y le endilgan que pretende dañar la raza. Desde nuestro punto de vista, el racismo es algo universal y es tan viejo como la humanidad misma. Casi todos los santos (de la iglesia católica) son de rostro perfecto, cabello “bueno”, una nariz que supera la perfección, exceptuando algunos casos como San Martín de Porres y San Gregorio. 

Según investigadores, Cristo Jesús no era como nos lo quieren pintar, sino que era una persona de facciones un tanto rústicas y con el pelo no tan lacio como lo presentan.

Ahora bien, no hay país en el mundo donde existan tantos tipos de color piel, los cuales han sido determinados por nosotros mismos. Veamos algunos.

Blanco Oscuro: ¿Cómo es eso de que si usted no es blanco, va a ser blanco oscuro? ¡Usted es negro, y punto!

Moreno Lavaíto: Déjese de asunto, que aunque lo laven con detergente y usted se meta diariamente a una tina repleta de la crema blanqueadora de Sammy Sosa, ¡usted es un negro!

Indio Claro: No hay indio claro, ni indio Orange, ni Viva, tampoco Indio Tricom. Acéptelo: ¡usted es negro!

Indio Oscuro: ¡Qué vaina! De los indios nuestros quedaron muy pocos recuerdos, entonces, ¿cómo es eso de que usted es indio oscuro? ¡Negro, compai, oiga bien negro! Es decir, descendiente de africanos quizás con un chin de sangre española.

Indio Canela: Somos el único país en el que un color de piel está relacionado con una planta. Nada de india canela, usted es negra, amiga y por eso su color es un atraco en Suiza, Suecia, Italia u Holanda, donde muchas morenas dan el palo de su vida al conquistar a blanquitos a los cuales le practican el número del “molinillo” y los vuelven locos.

Café con Leche: De seguro los habrá con cremora, con cocoa y ni hablar de que puede aparecer alguien que diga: fulano es achocolatado Milky Way, MM o Sneaker. Nada de eso, ¡Negro, hermano!

Morenito Tirando a Blanco: Oiga hasta donde llegamos para no decir que tenemos parte del hermoso continente de los monos. Nada de morenito tirando a blanco, usted es negro, tirando a negro. Ni jabaos, ni esteñíos, ni jojotos, los que nacimos aquí de padres dominicanos puros, no somos más que morenitos come coco con las frustraciones que produce el querer ser blanco.

Blanco Tirando a Oscuro: Ni que estemos en una competencia de tiros entre blancos y negros. ¡Negro, compadre, negro!

No neguemos nuestra descendencia, ni a nuestros antepasados, pues los españoles nos trajeron a los africanos para beneficios de los salones de belleza y de los fabricantes de productos para el cabello. ¿Por qué no trajeron chinos, o japoneses, y así tuviéramos todos el pelo “muertecito”? Claro, eso podría pedir el que se crea que con cabello bonito se va al mercado, pero nadie puede negar que aquí a cualquier “desteñía insípida y con poca preparación, le abren las puertas más fácilmente que a una morenita preparada.  

Mientras tanto, les dejamos la estrofa que sirve de estribillo a ese ingenioso tema interpretado por la banda de Roberto Angleró: “Si Dios fuera negro”.

Si Dios fuera negro, mi compay, todo cambiaría

Fuera nuestra raza, mi compay, la que mandaría.