Joseph Cáceres

En Corcovado estamos "acabado"

En la estación del tren de Corcovado, usada por millones de turistas que visitan al Cristo, en Río de Janeiro, han adornado el techo con banderas de naciones de todo el mundo, pero por parte alguna se ve la dominicana. 

Todavía hay espacio para que nuestro país tenga la suya.  Inclusive, se pueden apreciar las de países más pequeños que el nuestro, que adquirieron su identidad e independencia años recientes. 

Qué hacen los incumbentes de nuestro cuerpo diplomático, los que están en Brasil, sobre todo?. En la mayoría de los casos absolutamente nada. De eso deberían ocuparse, de llevar allí una bandera dominicana.

Más hace la gente dominicana, que cuando hay espectáculos siempre aparece una bandera criolla, sin tener ninguno un pasaporte y un sueldo diplomático. 

Sencillamente muchos de ellos son botellas, que han sido nombrados como pago a favores y apoyo político.

Es asombrosa la cantidad de embajadores, cónsules, agregados, que nuestro país tiene en el servicio exterior. Supera con creces a las delegaciones de países más grandes que el nuestro. En países donde nada tenemos que buscar hay una embajada con cuchumil gente, sin contar los denominados embajadores "adscritos" que son las botellas más grandes. Sin embargo, cuando hay que sacar la cara por lo nuestro nadie aparece.

A veces llegan delegaciones artísticas, deportivas, sociales, culturales a algunos países, y nunca se ve a un embajador respaldándolo.

En toda nuestra historia de viajes al extranjero en actividaddes artísticas y culturales las únicas veces que he visto a diplomáticos dominicanos dándole calor  a las delebraciones criollas fue en el 1968 cuando viajamos con el Teatro Universitario a Colombia, que el embajador García Vazquez nos hizo una cena en la embajada dominicana en Bogotá.

En los años 80 que la embajadora dominicana estuvo en una fiesta criolla en el hotel Sofitel, en París, Francia.

Más tarde, nos vimos en dificultades en Londres. Y allí recibimos el apoyo de Manolito Prince y Marcia facundo, que prestaban servicios como secretarios en la embajada dominicana.

Y hace 6 años cuando el Ministerio de Turismo auspició una gira de Aventura por Europa,  y el  vice cónsul en Frankfurt respaldo la actuación del grupo  e invitó a periodistas que viajamos (José Antonio Aybar, Felix Vinicio Lora) a su casa.

Fuera de ahí, más nada. Y que conste que tenemos una larga data de viajes a todas partes.

Por  expreriencia propia y testimonio de otros, podemos afirmar que nuestro país, pese al numeroso personal  diplomática y consula, cuenta con pocos defensores en el extranjero. Y se sabe que ni siquiera aparecen ni sacan la cara cuando un dominicano se ve en dificultades, a no ser que haya de por medio una presión mediática o de alguien de influencia.

Tanto dinero que se va en esas botellas diplomáticas, algunas de las cuales están más en el país, que en las naciones donde han sido designados.

Con el dinero que se gasta en ellos son muchas las obras sociales y de beneficio para la comunidad que se pudieran hacer.