Joseph Cáceres

Dice un refrán que no hay mal que por bien no venga.

El mismo se aplica a la perfección al caso de las mujeres dominicanas que se encuentran en Europa ejerciendo el más viejo oficio.

Se coincide en que constituye un estigma para nuestra sociedad y una mancha oscura para la imagen de la mujer dominicana en el mundo.

Hay sin embargo un aspecto frente al cual muchos prefieren hacerse de la vista gorda.

Por un lado, el aporte a nuestra economía que con los envíos y las remesas muchas de esas mujeres hacen.

Por el otro, la innegable promoción a nuestra música, a partir del dominio que ejercen en las velloneras del barrio rojo de Amsterdam, en su tránsito por la Warmoestraat, o por los linderos de la zona roja de Zurich, en Langstrasse.

Ya sea en  Cuatro Caminos, en Madrid, o en Barcelona, Milano, cierto es que las mujeres dominicanas, apegadas a su cultura, a sus raíces, no pierden tiempo ni barajan ocasión alguna para promover la música dominicana. Ese tanto hay que reconocerlo y acreditarle su aporte, cojollo!

Los CD que se llevan, o que les envían desde aquí, la música que bajan de la internet, forma parte del  arsenal musical de los lugares donde trabajan.

Muchos son los clientes que por primera vez entran en contacto con nuestra música, a partir de que ellas la hacen sonar en las velloneras y en los aparatos de música de los bares, discotecas, cabarets y demás lugares donde trabajan.

Por lo demás, son ellas en gran medida las que contribuyen a llenar los locales donde se presentan las orquestas de merengue, los grupos de bachata y los intérpretes urbanos criollos que van de gira a Europa.

Es algo que hemos visto y comprobado, porque no nos gusta hablar por "boca de ganso".

Cuando viajamos nos "enfundamos" en nuestro traje de periodista, no de turista, con un pantalón corto, unos lentes prietos y una camarita como hacen otros.

Imaginense lo que sucedería si ese público femenino tan "sui generis" dejara de apoyar los bailes y los espectáculos de los artistas dominicanos. Sería un desastre para esos merengueros, bachateros y mamberos que se ufanan de que viajan a Europa.

Porque aparte de hacer su aporte con su presencia, siempre andan "a rastro" con un novio o marido suizo, holandés, alemán, francés, italiano, que como se sabe, no pueden resistirse al encanto de una dominicana, por aquello de lo mucho que hala una hebra, un pelo, de lo que ustedes saben...

Despojándonos de pruritos, prejuicios sociales y morales, los músicos dominicanos tienen una deuda pendiente de agradecimiento con las mujeres dominicanas que "se la buscan" en Europa, vamos a hablar claro.

Y ahora que estamos en campaña, de seguro que los políticos también.

Un voto es un voto, sin importar el lugar ni la procedencia...

Aunque muchos preferirían estar como la canción de Vladimir y Los Ilegales, "haciendose el loco" para no mirarse en ese espejo roto.

Desearían que les den el voto "por la izquierda", tan hipócritas como son...

Al final de cuentas, como siempre ha sido, por los siglos de los siglos, amén... las usarán para conseguir el voto, y luego las desecharán, como si fueran preservativos.