Comer es primero
Wilfrido Vargas se encontraba en pleno apogeo y en una gira por Colombia.
Regresan de madrugada de tocar un baile en un lejano departamento, viajando en autobús.
En la madrugada, ya amaneciendo, el autobús se detuvo en un pequeño poblado. Los músicos aprovecharon para bajar a desayunar con unos bollos de harina de maiz que vendía una lugareña en una caseta situada a un lado de la vía.
Wilfrido, que iba dormitando, al sentir el movimiento de gente cruzando por el pasillo de la guagua se despertó y al ver que los músicos bajaban a comer los bollos de maiz en tono de burla les dijo:
-Mira eso, comiendo bollos de maiz hechos en la calle...Ustedes parecen pollitos!
-Hay que comer, Wilfri- le dijo uno de los músicos.
Wilfrido se quedó pensando y desde la ventanilla de su asiento le preguntó a la lugareña que vendía los bollos.
-Doña, cuánto falta para llegar a un restaurante?
A lo que la señora le contestó con su acento paisa:
-Oiga usted, señor, faltan como diez horas viajando en autobus.
Al escuchar eso, Wilfrido se levantó rapidamente de su asiento y bajó donde la vendedora para decirle.
-Doña, ¡deme cuatro bollitos!....cuatro, antes de que se acaben!
Parece que estaban el desierto de Sahara o la sra. quería meterle jueve por vierne, porque decirle que en 500 millas o 800 kms. no halla un negocio de comida, como que se le jué
ResponderEliminarla mano.....o no. Nos, poi nasda..(?).