Respondiendo a Joseph

Dos factores impiden exportar nuestro humor

Por Orlando Holguín

En un artículo publicado en su columna Arte Nacional y luego aquí, Joseph cuestionaba la capacidad y posibilidades de los comediantes locales para exportar nuestro humor. 

Joseph, igual que otros que han tratado el tema, tiene razón en que nuestros exponentes se han quedado en un ámbito muy localista, el cual no permite traspasar la frontera.

Ahora bien, desde nuestro punto de vista, hay dos aspectos principales a considerar al momento de evaluar el porqué no hemos trascendido, como ha ocurrido con otros humoristas del área y sus producciones.

El primero es la preparación de sus protagonistas. Es decir, no sólo basta con hacer un humor generalizado, que igual haga reír a un puertorriqueño que a un venezolano, a un mexicano que a un chileno. 

Dos de los programas que más influyeron en quien suscribe fueron el Show de Freddy y el Show de Norma y Freddy (Norma Candal una de las mejores actrices y comediantes de Puerto Rico de todos los tiempos, ya fallecida), ambos producidos en la vecina isla de Borinquen.

Dos veces a la semana, si mal no recuerdo, lunes y jueves, esperaba la transmisión de ambas entregas, por Telesistema Canal 11. Eran dos espacios con mucha calidad y los primeros de corte internacional que veía en la televisión local.

Me llamaba la atención su calidad, tanto en la producción, como en el contenido. Pero también podía apreciar, a pesar de mi corta edad (15 ó 16 años), la gran capacidad en la actuación de sus integrantes. Claro, es que todos tenían escuela en las tablas y en telenovelas. Es decir, no eran improvisados.

Si nos vamos a México, teníamos Sábado Loco Loco, La Carabina de Ambrosio y otros programas que nos llegaron años más tarde de facturación mexicana.

Había que fijarse en  la capacidad actoral de todos esos señores, su preparación, su cultura y si se quiere, aunque estaban haciendo humor, hasta su dicción era muy cuidadosa. Por poner un ejemplo, Héctor Suarez debe ser uno de los mejores humoristas que tienen México, pero no sé que es mejor, si humorista o actor. A muchos no les gusta el Loco Valdez, pero en una ocasión escuché a Freddy decir que era el mejor comediante que había visto en un show en vivo. 

De Argentina vimos por estos predios y seguimos a Jorge Porcell, tanto, que nos fuimos al cine a ver muchas de sus películas. A la cama con Porcell, era pura dinamita, humor combinado con exuberantes hembras. Si nos vamos a Venezuela, también encuentra usted el factor preparación actoral en la mayoría de los que han hecho humor para exportar. Y el último ejemplo es “Bienvenido”, que duró unos 18 años en el aire.

Su éxito no radica en que un grupo de individuos, de un momento a otro decidieron hacer reír en base a escenificar o dramatizar chistes y cuentos (todos recordamos la frase: “Viejo, viejo, pero bueno, bueno”) que la gran mayoría de los que estamos en esta actividad conocemos. Su éxito radica, desde nuestro parecer, en la preparación y capacidad de actuación de ese grupo. Todos excelentes. Pero, ¿y la producción? Sencillamente de primera.

En el caso de Chespirito y su grupo, hay que hacer un punto y aparte, pues a éste nosotros lo hemos situado en el lugar que ocupan los genios. Ahora bien, en una entrevista, Roberto Gómez Bolaños dijo algo así como que él sabía que no podía fallar porque se rodeó de los mejores de México. ¿Mejores comediantes? No, mejores actores. Dígame un solo participante de ese grupo que fuera un mamarracho en la actuación. Ni Godinez, por poner un ejemplo, interpretado por el hermano menor de Chespirito (Horacio Gómez Bolaños, EPD), lo hacía mal.

Para concluir con este primer punto, la preparación, la actuación y los conocimientos generales de sus elencos es lo que hizo que esos programas descollaran y pudieran ser exportados. Aquí mientras tanto tenemos “actores” y “actrices” que ni siquiera han pasado por una escuela de actuación a realizar un taller de 10 horas, y como decíamos en otro artículo, los hay hasta de cine, es decir, han dado el gran “salto”.

El segundo aspecto, es que estos programas contaban con el apoyo de grandes cadenas o de canales muy fuertes en todos los sentidos. Televisa, Telemundo, Venevisión, Wapa, entre otros. Mientras eso sucedía allá, aquí sólo la hoy destartalada y politizada Radio Televisión Dominicana, podía exhibir un verdadero estudio de televisión, por lo menos en cuanto a amplitud. Los demás eran estuches, cuartitos con cámaras y luces, aunque hoy las cosas han cambiado.

Todos los que en el patio hacemos televisión, sabemos que para grabar una hora de programa hay que invertir dos en los preparativos y dos en la ejecución. Por ejemplo, cuando “Qué Locura” estaba en su mejor momento, muchos pudimos ver lo que es Venevisión, y todo lo que es capaz de hacer un canal para producir un buen programa. Los recursos se podían palpar a flor de piel. Aquí los canales se ufanan si le dan a la producción una hora de edición para un programa. De ahí que los que tienen la facilidad económica, si quieren hacer una entrega medianamente aceptable, tienen que hacerse un equipo completo de edición.

En fin, y para resumir, nos han llegado producciones humorísticas de Argentina, México, Puerto Rico, Venezuela  y de otros países, las cuales llenaron en el gusto criollo. Quizás Freddy Beras Goico, que fue para su época quien más coqueteó con cadenas de otros países y tenía los conocimientos de cómo se hacía televisión foránea, además de que en ocasiones fue motivado para realizar programas fuera de República Dominicana y de hecho los hizo, pudo haber conformado un equipo para hacer un programa que trascendiera a nivel internacional, pero quizás él sabía lo que esto implicaba en esos momentos. 

Para finalizar, considero, al igual que otros, que El Show de Luisito y Anthony tenía condiciones para internacionalizarse. ¿Y el canal por el cual se transmitía el espacio, qué papel jugaría?