Joseph Cáceres

La estatuilla del Casandra sirve hasta para sujetar rollos de papel sanitario

Cuando en Acroarte se decició incluir los programas de cocina para premiarlos en el Casandra nos opusimos de  manera radical, lo que originó la molestia e incomodidad de Eugenio Rojo y Xilia Hernández productoras de programas de recetas gastronómicas en televisión.

No nos importaron sus ataques ni sus críticas, porque cuando hacemos un planteamientos es sobre la base de argumentos.

Decíamos en en ese entonces que los programas de recetas de comida no deberían ser considerados para un premio artístico.

Que todos se basan en lo mismo. Presentar recetas, que en la mayoría de los casos no son propias.

Que los "chef" tienen su premio en los concursos y festivales gastronómicos, donde los jurados tomen en cuanto  la creatividad, los sabores, la decoración en la presentación de los platos.

Y qué sabe un cronista de arte si lo que cocina Eugenia Rojo es mejor que lo de Xilia Hernández o Wady para estar dando premio a programas de cocina?.

Recuerdo que hablé a manera de  broma de que para evaluar con propiedad, lo menos que podían hacer era una degustación gratuita de platillos en Acroarte, para que los miembros pudieran discernir sobre el sazón y el gusto que  tiene cada quien cocinando.

Hasta Raudy Torres tendría que venir de Santiago con su delantal a presentar sus platos.

Había que darle una buena "abrochada" a los cronistas de arte del jurado gastronómico para que pudieran discernir sobre quien era la mejor y merecía el premio.

Claro, cuando dije eso los cocineros se "agacharon", aunque por debajo me continuaban maldiciendo.

El caso es que  se premio a los programas de cocina, y luego quitaron ese renglón, señal de que teníamos razón.

Y así como ese, cada vez que se quiere premiar a alguien que no contemplan los premios, se inventan un renglón, aunque sea solo por una vez.

Recuerden no más el de Música Alternativa que fue creado para premiar a Xiomara Fortuna y Patricia Pereyra y luego lo engavetaron.

Es el Casandra, el premio que todos quieren, pero que luego no valoran.

Lo penoso es que artistas que lo han ganado, luego le dan a la estatuillaa un uso indecoroso, como por ejemplo, tirarla en el piso para sujetar la puerta y no se cierre. Es el destino final de una estatua que vemos en la oficina de un artista.

Otros la emplean como pisapapeles en el escritorio, pues además de exhibirlo, creen que con ello le están dando un uso práctico.
No falta quien se la ha soltado a su gato  para que juegue con ella.
Pensaba que le peor fue la que apareció arrinconada en una barrita sandwichera al lado del edificio de Telemicro, que se dice le fue otorgada una vez a Victor Roque.

Sin embargo, el uso más infame se la da un  cantante y comediante, que la usa para colocar  el hoyo del rollo de papel sanitario en el brazo extendido hacia arriba que tiene la estatuilla.

Y tanto pelear cada año por  un Casandra