A crédito y sin intereses
Muchos problemas tiene la gente
con los famosos créditos sin intereses. que para recibirlos hay que atarse a un
banco, a una tarjeta, y a un contrato de esos que tienen miles de palabras que
hay que buscar una lupa y disponer de tiempo para leerlos, lo cual tampoco
asegura que usted no caiga en un "gancho", porque están hechos con
toda la mala fe del mundo, precisamente para sorprender a los incautos.
En el fondo son contratos con
cláusulas donde hay exigencias y obligaciones encubiertas que solo benefician y
protegen al prestamista y no al cliente.
¡Y tanto que critican a los
famosos prestamista de barrio que cobran el clásico 20 por ciento de intereses,
cuando la mayoría de los bancos
son unos usureros por la manera en que manejan sus préstamos y tarjetas de
crédito!.
Hasta los requisitos que exigen en los
formularios de solicitud son una patraña, como es ese de colocar el nombre,
dirección y teléfono de tres personas que puedan dar referencia del solicitante
del préstamo o crédito.
Usted puede poner de referencia
a Su Santidad, a Bill Gates y al presidente Obama, y si aparece
"fichado" en el buró de crédito no le prestan ni una sonrisa envuelta
en una funda.
Hay establecimientos
comerciales que operan con bancos u otras entidades financieras a las cuales les
hacen un descuento del artículo a financiar por la compra al "cash",
y estos se hacen cargo del trámite
y el cobro del mismo.
Y ahí viene el truco de las
faciliddes de hasta un año sin intereses, como si no les estuvieran ganando
nada al artículo.
Pero tanta facilidad de crédito
no puede ser posible....
En muchos casos lo del crédito
sin intereses es un mito, porque para otorgarlo se inventan unos gastos de
cierre, que equivalen a los intereses, así como también el cobro de un seguro.
Y si el pago es a través de una
tarjeta, al que se atrasa en el pago de la cuota, se lo lleva el mismo diablo.
Lo penoso es que todo ese "trucaje"
del banco "lobo feroz que se viste de caperucita roja", no es es para
comerse a los más pobres y necesitados. A los que cogen "fiao" sin
medir las consecuencias, porque la gente que tiene criterio se cuida de asumir
créditos baratos y usureros dizque para amueblar su casa, pues los tiene que
pagar hasta tres veces.
Por el contrario, y para que
vean como son las cosas, los bancos son los que deben cuidarse de cierta gente
de clase media, con formación y experiencia, porque esos si saben como
"truquearlos" y "darle
en la madre". Los pobres no, porque muchos no leen las letras pequeñas ni
saben interpretar los ganchos de los contratos, diferente a clientes
desarrollados con otra cultura, a los cuales los bancos no quisieran ver ni de
cerca.
Lo aconsejable es no tomar esos créditos ni usar tarjetas. Se puede tener una tarjeta para casos de necesidad, para viajes, alquilar carros o registrarse en un hotel, pero no para consumos diarios. Aunque los bancos son tan vivos, que estimulan su uso mediante concursos extraños, de dudosos beneficios, cuyas bases ni se publican en la prensa
Pero dicen que la
"necesidad tiene cara de hereje", porque la gente por conseguir los
chelitos o un artículo sin abonar un centavo, firman hasta su acta de
defunción.
Porque también han dicho que "la
ignorancia es la madre de la desgracia".
Los pobres son las grandes victimas de los
sectores financieros aliados al gran poder económico, que saben muy bien como
defenderse cuando los atacan por la usura de las tarjetas de crédito.
No tienen ningún Chapulín Colorado que los defienda ni tampoco a
los famosos "Avengers", los super héroes que se juntaron todos para
defender al mundo en una exitosa
película que hoy está en exhibición.
Moraleja?. Los superhéroes
defensores del pueblo, son todos personajes de ficción, en su mayoría dirigidos
a la juventud y a la niñez, para disfrute en el cine y la televisión, porque ya los "paquitos" o "memos" no se usan.
Los "héroes" verdaderos,
los de carne y hueso, que se autoproclaman defensores del pueblo y aparecen haciendo
promesas en campaña, son en el fondo anti-héroes diseñados no para los niños,
sino para los pendejos.
Lo bonito del cuento es que al
igual que a los héroes de ficción de los niños, la gente los aplaude, los
celebra, vota y hasta muere por ellos.
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NIURKA BAEZ,
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