viernes, 22 de junio de 2012


Arte Nacional
Por Joseph Cáceres
josephcaceres89@gmail.com
El que no quiera que se sepa...
A principio de los años 70 cuando empezamos a escribir de arte en este diario, no existía la internet, los teléfonos celulares, la televisión por cable ni la modalidad de conseguir fotografías subrepticias como parte de un oficio, como lo hacen hoy día los denominados Paparazzis, que viven de eso como verdaderos profesionales del llamado "cotilleo" o chismes, como le dicen en España.
Existía el chismoteo, claro está, con la modalidad de los programas como "De Todo un Poco" , de Mundito Espinal, con la Gallega Ana María Arias, y su eslogan de que "el que no quiere que se sepa, que no lo haga". Máximo Polanco y Natasha López,  con su "computador de la verdad", y el poeta José Jiménez Belén y Emely Tueni con su Bambalinas.
Todos ellos como herencia de Rafael Tavárez Labrador, Don Paco  Escribano y su famoso programa vespertino de los años 50 donde se desnudaba la vida de la sociedad de aquellos tiempos.
El alegato de los artistas para defenderse de los chismes era que "no había derecho a inmiscuirse en su vida privada".
Protagonizaban escándalos, se embriagaban, se peleaban, golpeaban a sus mujeres, y luego no quería que eso que hacían se supiera porque con ello "se invadía su intimidad".
Ahora ocurre que con los avances de la tecnología todos están expuestos a la exposición de las redes sociales, a las cámaras fotográficas de los celulares y videograbadoras , y son los mismos artistas quienes suben a Twitter y a sus Faceboook sus fotos personales, o detallan el más mínimo movimiento de sus actividades personales, como parte de un nuevo estilo de exposición pública.
Algunos llegan tan lejos que realizan filmaciones o se dejan fotografiar desnudos o en actividades amatorias, sin medir las consecuencias de los hechos.
Frecuentemente  ese material comprometedor es subido a las redes cibernéticas, por gente que han participado de las mismas, por despecho, o con el deseo expreso de hacer daño.
Y de nuevo el viejo alegato de que se "trata de una invasión a su vida privada".
Se exponen, escandalizan con sus actos, incurriendo a veces en hechos contra natura, en sodomazoquismo, y todo está bien , para ellos...Lo malo está en que se sepa.

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