El
imperio del silicón en el showbiz
Elizabeht Quezada |
Soy respetuosa de la condición de
libre albedrío que tenemos todos y de la libertad del “laissez-faire”
que viven estas sociedades postmodernistas donde el hedonismo ocupa un lugar
preponderante en las valoraciones de las capacidades de los posibles candidatos
a ser imagen televisiva de uno u otro programa, así como de proyectos propios. Pero
también de la auto-validación que tienen muchas mujeres y hombres (los menos)
en relación a la posibilidad de verse y sentirse bien cimentado básicamente en
la apariencia física.
Existe un boom
tan obvio con respecto al uso y abuso del bisturí para conseguir nueva nariz,
nalgas, bustos, pantorrillas, por no decir todo el cuerpo, que no se sabe a dónde
vamos a parar.
La novela “Sin
senos no hay paraíso” que la televisión colombiana presentó a Latinoamérica y
todo el mundo destapó esta olla podrida, sugiriendo que detrás de todas esas
operaciones y culto a la belleza existe un supuesto padrino o personajes
ligados sino a negocios ilícitos, y lavado de dinero- al mundo artístico en general, incluso a
la trata de blancas. Que las patrocinan para luego recibir favores. La novela
es un desnudo total de la banalidad, ahora sí, del espectáculo, que cifra sus
rating en los grandes contratos a mujeres bellas "reloaded" con protuberantes
senos, mismos que le quitan la respiración a los televidentes, a lo clientes
millonarios, pero a ellas también.
¡Hasta ahí era comprensible!
Las mamas son
símbolos erógenos que han atraído al hombre desde que Dios creó a la mujer.
Pero, ¿dígame usted? Y este bendito afán que tienen las mujeres del medio de
tener el voluminoso y natural trasero de Jennifer López o de la desaparecida y
amada cantante mexicana Selena Quintanilla. ¡Válgame Dios! Y si nos ponemos a
pensar, tiene cierta lógica… todo este destape viene después de la aparición de
la bella e inteligente actriz puertorriqueña con aquel vestidito verde, abierto
hasta el ombligo, en una alfombra roja en Hollywood.
Todas quisieron
ser Jennifer, su popularidad se disparó como la espuma y su cuenta de banco
también. Pero hasta de ella podemos aprender. Tiene envidiables nalgas (claro),
bien formadas; pero no tiene mucho busto. Aprendan: O se hacen senos o se hacen
nalgas. Porque la verdad, ver estos elevados por delante y elevados por detrás
es de lo más grotesco que pueden exhibir en la televisión. ¡Me da tanta pena
ver caras de mujeres lindas con estos adefesios siliconados tan groseramente.
Se ven vulgares, baratas, como simple objetos-cosa de placer- en ese punto
entiendo a J. Lacan. Prefiero ser
invisible y no instrumento de deseo al mejor precio y goce por intercambio,
como si las mujeres no poseyéramos cerebro, como si no pensáramos. Las mujeres
así se venden como simple objeto sexual, de distracción masculina, de florero u
objeto de adorno extra del que mejor oferte.
No he dicho que
tener nalgas o senos grandes sea feo. Digo que si no tiene, no trate de
agrandárselas a puro silicón; son un absoluto disparate visual…y su imagen se
ve pobre y negociable. Lo inmenso tiende a ser grotesco y vulgar.
La cirugía en sí
no es mala, es un instrumento moderno para eternizar la belleza de los que no
tienen más que eso; o requieren verse bien para hacer trabajos de imagen sin
que se atropellen sus rasgos naturales. Además de que puede ser reconstructiva,
correctiva. Ojo, a veces en busca de esa eterna juventud se daña la creación
original.
Se han hecho
maravillas, sobre todo con la bariátrica. ¡Ah! Y no voy a hurgar en los labios
mal retocados con el bendito líquido inyectable. Que deja a todas las mujeres
con la boca y las mejillas hinchadas. Algunas llegan a ser una máscara de
payaso triste de la belleza escondida que exhibieron en su juventud. No hay
nada más bello que lo natural. Vi un programa especial llamado “La abuela sexy”
en Hola Gente de Tania Báez donde se coronó a una señora como de sesenta con su
hermosa melena, sus líneas de experiencia intactas pero toda ella era natural y
lucía hermosa y en ella se podía
constatar la belleza de su juventud pasada.
Hay tantas
mujeres con implantes que la carencia de busto ahora se ve más bonita que
nunca. Se ve delicado, se ve natural, se ve virginal, incluso. Además que el
talento y el carisma valen más que todos los artificios y mecanismos que se
hagan. Si hay que ayudarse una se ayuda pero no cruzar la barrera de la
obsesión.
©Elizabeth Quezada, Santiago, 2012.
felicidades por este articulo tan bien concebido, es una pura realidad lo que se dice en él, estoy totalmente de acuerdo. es mas me gustaría agregar algo, si ustedes se fijan bien la gran mayoría de mujeres con talentos reales no se quieren hacer bellas a la fuerza para demostrar lo que son y de paso ganar dinero, un ejemplo de ellos es la actriz Hilary Swank la cual se ha ganado 2 OSCAR y no por belleza, si no por talento..
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