martes, 31 de julio de 2012



El imperio del silicón en el showbiz

 Por Elizabeth Quezada

Elizabeht Quezada
Soy respetuosa de la condición de libre albedrío que tenemos todos y de la libertad del “laissez-faire” que viven estas sociedades postmodernistas donde el hedonismo ocupa un lugar preponderante en las valoraciones de las capacidades de los posibles candidatos a ser imagen televisiva de uno u otro programa, así como de proyectos propios. Pero también de la auto-validación que tienen muchas mujeres y hombres (los menos) en relación a la posibilidad de verse y sentirse bien cimentado básicamente en la apariencia física.

Existe un boom tan obvio con respecto al uso y abuso del bisturí para conseguir nueva nariz, nalgas, bustos, pantorrillas, por no decir todo el cuerpo, que no se sabe a dónde vamos a parar. 

La novela “Sin senos no hay paraíso” que la televisión colombiana presentó a Latinoamérica y todo el mundo destapó esta olla podrida, sugiriendo que detrás de todas esas operaciones y culto a la belleza existe un supuesto padrino o personajes ligados sino a negocios ilícitos,  y lavado de dinero- al mundo artístico en general, incluso a la trata de blancas. Que las patrocinan para luego recibir favores. La novela es un desnudo total de la banalidad, ahora sí, del espectáculo, que cifra sus rating en los grandes contratos a mujeres bellas "reloaded" con protuberantes senos, mismos que le quitan la respiración a los televidentes, a lo clientes millonarios, pero a ellas también.  ¡Hasta ahí era comprensible!

Las mamas son símbolos erógenos que han atraído al hombre desde que Dios creó a la mujer. Pero, ¿dígame usted? Y este bendito afán que tienen las mujeres del medio de tener el voluminoso y natural trasero de Jennifer López o de la desaparecida y amada cantante mexicana Selena Quintanilla. ¡Válgame Dios! Y si nos ponemos a pensar, tiene cierta lógica… todo este destape viene después de la aparición de la bella e inteligente actriz puertorriqueña con aquel vestidito verde, abierto hasta el ombligo, en una alfombra roja  en Hollywood.

Todas quisieron ser Jennifer, su popularidad se disparó como la espuma y su cuenta de banco también. Pero hasta de ella podemos aprender. Tiene envidiables nalgas (claro), bien formadas; pero no tiene mucho busto. Aprendan: O se hacen senos o se hacen nalgas. Porque la verdad, ver estos elevados por delante y elevados por detrás es de lo más grotesco que pueden exhibir en la televisión. ¡Me da tanta pena ver caras de mujeres lindas con estos adefesios siliconados tan groseramente. Se ven vulgares, baratas, como simple objetos-cosa de placer- en ese punto entiendo a J. Lacan.  Prefiero ser invisible y no instrumento de deseo al mejor precio y goce por intercambio, como si las mujeres no poseyéramos cerebro, como si no pensáramos. Las mujeres así se venden como simple objeto sexual, de distracción masculina, de florero u objeto de adorno extra del que mejor oferte.

No he dicho que tener nalgas o senos grandes sea feo. Digo que si no tiene, no trate de agrandárselas a puro silicón; son un absoluto disparate visual…y su imagen se ve pobre y negociable. Lo inmenso tiende a ser grotesco y vulgar.

La cirugía en sí no es mala, es un instrumento moderno para eternizar la belleza de los que no tienen más que eso; o requieren verse bien para hacer trabajos de imagen sin que se atropellen sus rasgos naturales. Además de que puede ser reconstructiva, correctiva. Ojo, a veces en busca de esa eterna juventud se daña la creación original.

Se han hecho maravillas, sobre todo con la bariátrica. ¡Ah! Y no voy a hurgar en los labios mal retocados con el bendito líquido inyectable. Que deja a todas las mujeres con la boca y las mejillas hinchadas. Algunas llegan a ser una máscara de payaso triste de la belleza escondida que exhibieron en su juventud. No hay nada más bello que lo natural. Vi un programa especial llamado “La abuela sexy” en Hola Gente de Tania Báez donde se coronó a una señora como de sesenta con su hermosa melena, sus líneas de experiencia intactas pero toda ella era natural y lucía hermosa  y en ella se podía constatar la belleza de su juventud pasada.

Hay tantas mujeres con implantes que la carencia de busto ahora se ve más bonita que nunca. Se ve delicado, se ve natural, se ve virginal, incluso. Además que el talento y el carisma valen más que todos los artificios y mecanismos que se hagan. Si hay que ayudarse una se ayuda pero no cruzar la barrera de la obsesión.

©Elizabeth Quezada, Santiago, 2012.

1 comentario:

  1. felicidades por este articulo tan bien concebido, es una pura realidad lo que se dice en él, estoy totalmente de acuerdo. es mas me gustaría agregar algo, si ustedes se fijan bien la gran mayoría de mujeres con talentos reales no se quieren hacer bellas a la fuerza para demostrar lo que son y de paso ganar dinero, un ejemplo de ellos es la actriz Hilary Swank la cual se ha ganado 2 OSCAR y no por belleza, si no por talento..

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