lunes, 20 de agosto de 2012


Estar obsesionado por lo que los demás piensan  indica una falta de autoestima.
Las cosas que otros dicen y hacen pueden afectarle casi tanto como lo que usted piensa y dice de sí mismo, porque lo importante no es lo que los demás piensen de usted, sino lo que usted piensa de sí mismo. La estima de los demás y la autoestima son dos cosas diferentes. La autoestima se basa en su capacidad para gustarse a sí mismo sin tener en cuenta, para nada, lo que los demás piensen de usted.
Descubrir hasta qué punto se gusta a sí mismo implica fijarse en cuánto esfuerzo hace para intentar gustar a los demás. Si quiere que los demás piensen bien de usted, ha de empezar por pensar bien de sí mismo. Tener miedo constantemente de no gustarle a alguien, o que alguien pueda enfadarse con usted, significa que su autoestima necesita un buen empujón. Si no puede soportar que la gente rechace sus ideas, sus valores, sus opiniones y sus creencias, se está exponiendo a sentir mucha ira y dolor.
Si se gusta a sí mismo, se dará cuenta de que no tiene necesidad  de gustarle a nadie. Reduzca al mínimo el tiempo que pasa intentando quedar bien ante los demás, ya que esa puede ser una preocupación que le consuma y que le proporcionará mucho menos rendimiento del que puede usted pensar. La mayoría de la gente ni siquiera se fijará en lo bien que queda usted porque está preocupado intentando quedar bien ante los demás. Cuanto más se conozca y se acepte, menos tendrá que intentar impresionar a los demás (Zelinski)

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