Joseph Cáceres

Esto que dice Raifi Genao en esta foto de La Venda Transparente es muy cierto. Santo Domingo, llamada Ciudad Trujillo en la dictadura de Trujillo, fue considerada como la ciudad más limpia de America. Un verdadero orgullo para los dominicanos de aquellos tiempos. Hoy penosamente hay que admitir que es la ciudad más sucia del continente. Sólo hay que hacer un recorrido por la prolongación Independencia para percatarse de la cantidad de desperdicios que la gente de  los barrios de callejones, situados entre urbanizaciones, deposita en la isleta que divide la vía, sin que nada ni nadie lo impida, asumiéndose en muchos casos hacia ellos una actitud de indulgencia, sólo porque se trata de "gente pobre", como si la pobreza tuviera que ver con la falta de civismo, de limpieza y respeto por los espacios públicos. Esa misma gente, cuando le toca a vivir en naciones donde se penaliza echar basura en la vía pública, se comportan como ciudadanos ejemplares, incapaces de dar una nota discordante, y si se trata de países europeos, hasta aprenden a dividir en bolsas diferente la basura. Es paradójico, los dominicanos ensucian sus rios, calles y dañan su habitat sin ningún remordimiento ni pena.
Fuera de aquí, velan por el ambiente y el ecosistema. Recogen las hojas de sus árboles y "palean" su nieve...¡Qué lindos!. ¡Y qué sucios son aquí!. Por cosas como esas es que a veces no puede uno frenar las ganas de gritar a todo pulmón: ¡Cuánta falta hace el jefe, carajo!