Joseph Cáceres

UNA CARTA DE LINNETTE ROSARIO DESDE MIAMI

LINNETTE

Me Siento halagada y gratamente impresionada con las palabras de el decano de la comunicación, gran profesional y ente de credibilidad indiscutible. 
Joseph Cáceres es el autor de mi historia en los medios y luego Teo Veras, quienes confiaron en mí antes de tener un nombre y una historia en la comunicación dominicana.
Es algo que nunca olvido, pues me considero una persona agradecida y creo que quien no sabe de donde viene, no sabe para donde va. 
Gracias Joseph por hacer parte de mis sueños una realidad.
Impulsarme, creer en mi y apoyar mis deseos de superación y ser motivador constante y escultor de este sueño llamado: comunicación.
Usualmente no respondo a personas definidas en inglés como haters. Mi mayor orgullo es la imagen que he cultivado a través de los años.
No me he metido en problemas o escándalos. Mi trayectoria impecable en los medios me avala. Respeto al que no le guste  el comentario de Joseph, pero les pido un poco de prudencia y respeto a la hora de emitir comentarios nefastos, cargados de odio y repulsión. 
Lo seres humanos, salgamos en la TV o no, tenemos familia, gente que nos quiere y se lastima al ver la forma en que personas que ni te conocen y menos saben de tu esencia, critican y propagan energía negativa exteriorizando comentarios sin sentido. Respeto la libertad de expresión de todos, por eso soy periodista, pero el respeto al derecho ajeno es la paz. 

Gracias maestro, gracias Joseph...

Un abrazo, mil bendiciones.

Linnette del Rosario

RESPUESTA

Gracias por tus consideraciones querida Linnette, sobre una publicación con la cual he querido más que nada estimular y llamar la atención de quienes tienen en sus manos la posibilidad de apoyar al nuevo talento emergente y la mayoría de las veces se mantienen indiferentes y no lo hacen.
Para mí es motivo de gran orgullo que todas las muchachas que estuvieron en sus inicios en Merengala estén todas ocupando lugares importantes en la comunicación, y que hayan proseguido estudios para capacitarse y alcanzar sus sueños. Diferente a lo que aconteció con las denominadas megadivas, que fueron lanzadas al medio en su mayoría sin ninguna preparación, sólo a exhibir su belleza, y los resultados todo el mundo los conoce.
Algunas se vieron precisadas a recogerse, después del fracaso, para estudiar y volver de nuevo.
No encontraron quien las orientara, en ciernes, y chocaron contra un muro de brillo y fantasía.
En nuestra carpa las cosas fueron diferentes...

Hasta los padres de algunas de las muchachas nos las confiaron en procura de que les brindáramos adiestramiento y la proyección inicial, como es el caso de la buena amiga María Volmar, que puso en nuestras manos a su hija Violeta Ramírez Volmar.

Lo que acontece, apreciada Linnette, es que vivimos en un medio contaminado por los vicios heredados de los españoles que nos colonizaron, de los cuales hemos abrevado la costumbre de estar al acecho de los éxitos y el triunfo de los demás para tratar, sino de empañarlos, de buscarles siempre un "periquito" o un pero. Raro es el que salga ileso. Hasta a Juan Luis Guerra que es la más grande figura del arte popular que ha dado el país a nivel mundial lo quieren aquí crucificar.
Muchos son los pies que aquí se interponen en  el camino para hacerte  caer, y muy pocas serán las manos que acudirán en tu auxilio para ayudarte a levantar. Es parte de nuestra  idiosincracia, y de la cultura de un medio salvaje, en el que hay que aprender a vivir para no sucumbir.
En cuanto al señalamiento que haces en torno a comentarios capciosos de algunos lectores,  la moderación de los mismos, en un gran porcentaje, está en manos de  la encargada en jefe de nuestro buró de redacción, la licenciada Niurka Báez, aunque en ocasiones me toca esa tarea, que no es de mi agrado, pues prefiero trabajar y concentrarme en la línea editorial.
Aún así, estuve chequeando los que aparecen  al pie de la publicación tuya, y lo que he encontrado, aparte de algunos piropos que los lectores te prodigan, es una discusión entre Carmen Celeste Mateo y un lector intercambiando groserías que nada tienen que ver contigo.
Es un pleito entre ellos, pues de ti lo más que cualquiera pudiera sentir es la satisfacción de que como profesional de la comunicación has crecido, te has desarrollado, y que rompiendo fronteras exhibes con orgullo el talento de la mujer dominicana, como lo haces tú en Miami.

Con gran afecto,


Joseph