LECTURAS DOMINICALES

Federico García Lorca -como todos los grandes artistas y pensadores- lo sabía:
Sabía que el espejo, más allá de ser símbolo de la imaginación y la consciencia, es el símbolo de la simbología misma. Reproductor de los reflejos del mundo invisible en su realidad formal. Lago, arco iris, luna, abanico y punto, concha de luz, eco hecho carne roto en infinitos pedazos por la manzana de Eva.

Si el pensamiento es el órgano de autocontemplación y reflejo del universo, el pensamiento es un espejo y el cosmos es Narciso mirándose a sí mismo en la conciencia humana.

El mundo, país de las luces y las sombras regido por la Ley del Cambio, toma en el espejo formas caleidoscópicas y se torna ambiguo. Encendido y apagado, cero (0) y uno (1) reflejándose el uno en el otro hasta el infinito (8), tesis y antítesis: el espejo, reproduciendo las imágenes que contiene y absorbe es, como el ECO, símbolo de los gemelos y la dualidad. Y además, símbolo de la verdad. Tal vez porque la verdad sea ambigua.
(suspiros de oro)

El tiempo lo relativiza todo...Una foto obscena en los años 40 que en los tiempos actuales serviría poco para entretener a los santos. Enseñar la pantorrilla y el sostén "impúdico", rompía con las rancias reglas moralistas de la época y con las normas impuestas por las madres y las abuelas rezanderas de la época.

"Porque ahora vemos por un espejo, veladamente,  pero entoces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como yo soy conocido"
(1 Corintios 13:12)

Ciertas restricciones aplican. No apto para gente que se resista a mudar su ignorancia...