lunes, 3 de diciembre de 2012



Por Diego A. Sosa
Estamos en la época de la motivación.  Libros, videos, canciones, conferencistas motivadores que hablan bonito y otros que energizan, etc.  Hay de todo para mantener a los colaboradores motivados.  Pero, ¿por qué siguen habiendo regaños motivacionales?
Está de moda contratar personas que se paran delante de todo el personal y animan con frases rebuscadas y una energía inusitada.  Saltan por el escenario y gritan elevando los ánimos del auditorio.  Lástima que no pueden estar todos los días al lado de los empleados... quizá así el ánimo duraría más allá del tiempo de la conferencia.
He visto que aún hay muchos jefes, que no son líderes, que utilizan la presión para empujar a las metas.  Ponen metas 
altas para motivar a alcanzarlas (casi siempre los ingresos 
dependen de si las alcanzan, ¡qué paradoja!).  Si hay errores gritan o escriben con enojo.  Llaman la atención delante de los demás.  Traspasan la presión que le ejercen sus superiores.  Se desquitan con los colaboradores los malos resultados de su empresa o departamento.  En fin, muchos piensan que con presión se trabaja mejor.
Siempre me ha llamado la atención cómo se enseña trucos a un delfín y cómo se domaban los caballos.  Al delfín que aprende un truco se le da un pescado como recompensa.  Al caballo que aprendía algo se le recompensaba con no darle un latigazo.  ¿Quién aprendía más rápido y más feliz?  Ya a los caballos también se les recompensa... ¿por qué será?
¿Somos los humanos más eficientes cuando nos dan latigazos?  Sí, ya sé, alguno me dirá que algunos se lo merecen... entonces, no contrate esos que se lo merecen, porque la elección es suya.  Sí, si algo salió mal desde el inicio, lo mejor es cortar por lo sano.  Y si la mayoría de su personal no sirve, entonces aprenda a reclutar antes de reiniciar el proceso.
No creo en el regaño, no creo en el castigo... realmente pienso que hay formas de mantener las personas con un alto nivel de rendimiento sin estar amenazados.  Creo que las personas que temen equivocarse no rinden su potencial.  Sé que las personas que trabajan con temor no son eficientes.  Estoy convencido de que los equipos con temor se convierten en un grupo de personas buscando el culpable del fallo o de la falta de resultados... iniciando por su cabeza.
La buena formación es esencial para la eficiencia de una persona y un equipo.  El proceso de aprendizaje debe darse antes de asumir las funciones.  Puede ser que no disponga de tiempo o de recursos, lo sé... pero también le puedo asegurar que perderá mucho tiempo y muchos recursos cuando el personal no esté debidamente capacitado.
No todas las personas son aptas para todos los puestos, eso es seguro.  Sepa elegir a la persona correcta antes de contratarle o ascenderle, de lo contrario, podrá perder un buen colaborador para otra área.  Elija por capacidad de aprendizaje más que por capacidad obtenida.  Decida por el que tenga la mejor actitud en aprender lo necesario de su próximo puesto, antes del que quiere asegurar el puesto que ya tiene.
La persona indicada la podemos hacer, mientras que el conformista siempre estará bien con no tener que dar un paso más, por el miedo a perder el equilibrio en su vida.  Progresar dependerá de la actitud de todos, más que de la aptitud de cada uno.
© Ing. Diego A. Sosa. Escritor, Conferencista, Consultor y Coach de Empresas y Profesionales. Mercurio Entrenamiento y Consultorías 

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