Joseph Cáceres

Presentadoras de programas de televisión, cantantes, animadores, con frecuencia son escogidos para protagonizar o actuar en películas criollas, sin tener estos un ápice de conocimientos de actuación, lo cual no es más que la expresión de la vorágine y la fiebre que se vive con el cine dominicano.
Los mercaderes del cine de ventorrillo, (de cinco pesos de auyama, tres pesos de verdura, una cebolla, un plátano verde, y una yautia blanca), no tienen interés por un cine de calidad, sino de vender su producto, a como dé lugar, a una masa de gente carenciada de formación y educación, que tontamente se deja meter "gato por liebre" con películas donde las llamadas "figuras de la televisión" se usan como simple señuelo. No faltan en torno a ellas algunos escándalos que forman parte del bulto para llamar la atención, sobre todo de alguna gente del medio a la que le encanta hacer el papel de preservativo barato, de esos que fácilmente se rompen...
(Y luego viene aquello de "te tengo que decir algo, pero no quiero que te enojes, ni que lo niegues porque lo hicimos con preservativo)
Lo peor de todo es que por el simple hecho de aparecer de manera fortuita en una película,  esta gente pretende que se les considere "actores y actrices de cine", y que como tales, se les premie, otorgándoles estatuillas como actor o actriz del año.
 Ya lo vimos con Milly, al igual que con ciertos "directores de cine" galardonados en ciertos premios.
Y pensar que en la calle tenemos mejores actores que ellos.
Por ejemplo en la delincuencia, donde hay unos ladrones con una capacidad de simulación y un mimetismo sorprendente.
Solo hay que ver como se roban las puertas reliquias de iglesias, aparentando al momento de la operación que están trabajando en en el lugar.
Los que se llevan los postes del tendido eléctrico y los alambres, en vehículos identificados como pertenecientes a empresas contratistas, donde los ladrones se visten con uniformes de técnicos, para operar libremente, a cualquier hora, sin que nadie los moleste.
Lo mismo ocurre con los que se hacen pasar por empleados de Claro, Tricom, como también los que andan con uniformes de la Policía, chalecos de Swat, y de la Dirección Nacional de Drogas Narcóticas.
Hay que verlos haciendo allanamientos, con un aparataje mejor y mayor que el de los verdaderos polícías contranarcóticos.
¡Esos sin son actores!, que deberían ser premiados...No la recua de fantoches del medio que andan montados en el carro de la cursilería y las apariencias.