La gente está volviendo a consumir salami, sobre todo la clase popular que es la que más le va a ese tipo de producto, el más versátil en la dieta diaria del dominicano. Sirve para acompañar víveres, hacer sandwiches, espaguetadas, locrios, los denominados "carritos" (cuatro ruedas de salami y un plátano en el medio), ya sea frito en rodajas, en cuadritos o en escabeche. Su nivel más alto, es el denominado "salampincho", que es no es otra cosa que un pincho de salami.
El pueblo está volviendo a su salami. Y no inducido por campaña alguna, como esa de la aparición de algunas figuras públicas y presentadores de televisión comiendo salami en pantalla, tratando de inspirar confianza. En vez de bien, eso lo que hizo fue mal, porque la gente, que no es tonta, lo percibió como una propaganda barata, y vio a sus promotores como gente que es capaz de vender por dinero su alma al diablo, si fuera necesario. Esa es la verdad "monda y lironda".
Porque el nuestro es un pueblo que a veces se hace el tonto, pero cuando le conviene.
Pero ya que estamos en el tema, se nos ocurre recordar la época en que sucedió lo mismo con el pollo.
Alguien salió con la versión de que un estudio que se hizo dio como resultado que el que comía carne de pollo de granja se afeminaba y se convertía en "gay". El soporte del descrédito al pollo fue que los alimentos de crecimiento y de engorde que se le daba a las aves en las granjas contenía una hormona que tenía un efecto secundario en los consumidores, a los cuales, tarde o temprano, dizque les nacían "alas".
Todo el mundo comenzó a ver "pájaros volando" en la imaginación, y a mirar con sospecha a cualquier gente de voz fina o muy delicado en su trato.
Imagínense esa noticia en un país de hombres tan machistas. ¡Se desplomó la industria del pollo!. No le valió a Granja Mora tratar de convencer de que esa teoría era una tontería y que eso era falso.
Los puestos de venta de pollo frito callejeros y los lugares que preparaban los chicharrones de pollo (entre ellos , los moteles, pues siempre se ha tenido como una comida de "cueros") se cayeron, porque le juro a Dios, la gente dejó de comer este alimento, tan necesario en la dieta diaria.
CARLOS T. |
Las madres fueron las primeras que descartaron el pollo de la denominada "bandera dominicana" y se pusieron en observación de sus hijos, a ver si ya alguno andaba "medio partido" como consecuencia de la ingesta pollera.
Un detalle de lo más simpático fue que Carlos T. Martínez, con un aguzado sentido de las oportunidades, decidió escribir un tema musical dedicado al pollo, el cual le fue grabado por el Grupo Félix, del fenecido Felix del Rosario.
Era un merenguito "apambichado" que en sus letras decía "yo como pollo, y soy muy macho", que cantaba Frank Cruz.
El mismo, sabemos, surgió de manera espontánea, sin que ninguna granja ni pollera pusiera a Carlos T. en eso, ni le pagara, porque eran otros tiempos, muy sanos. Muy diferentes a la actual época del salami, donde la gente come hasta rayos si hay cuartos.
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