miércoles, 2 de enero de 2013

                                         Por Juan Colón

Escuchar buena música mueve la parte del cerebro que domina los estados sensitivos del alma y del cuerpo.

Cuando escuchamos al menos dos notas musicales que conmueven nuestro ser, es porque las escuchamos en la secuencia vibraciones correctas.


Llega a través del lenguaje universal que no necesita de palabras para ser entendida.

Lo que escuchamos nos puede levantar el ánimo, nos provoca una sonrisa y enriquece enormemente la vida. Es maravilloso tomarse en serio el escuchar música, que inspire.

Haz un ejercicio simple: colecciona tus canciones favoritas,
escúchalas y notaras que tu corazón se llena de alegría los días de tu vida.

De acuerdo al estado de ánimo,  escoge la música a escuchar. Por ejemplo, si trabajas y necesitas mucha concentración pero no quieres estresarte, lo maravilloso es escuchar buena música para lograr el efecto deseado.

Tan efectiva es la música, que la medicina tiene una rama que se apoya en ella para ayudar al paciente en su recuperación: Terapia Musical.

Estos efectos los produce la música romántica, suave, melancólica, para que produzca el contacto vibracional requerido. Brinda de este modo una química que escapa al entendimiento, logra  que  escuchar música trabaje en el proceso regenerativo del sistema celular del cuerpo humano.

Más lejos aún, en el mundo animal se habla de que las vacas dan más cantidad de leche cuando se les pone música a la hora de ordeñarla, motivándolas a tener una mayor producción.


Pero bien,  en el caso que nos compete a nosotros los humanos, cuando lo desees puedes hacer la prueba por ti mismo. Mientras más melodía tenga mejor efecto, por eso la música ruidosa, rápida, sin melodía no produce efectos positivos al organismo tanto físico como mental.

Si no eres amante a la música de jazz, bossa nova, clásica, existen muchos tipos de música. Tu baladista preferido, tu instrumentista favorito, producen efectos maravillosos  en los seres humanos.

Hay tipos de música clásica, como, Canon en Re, de Pachebel; las Cuatro Estaciones, de Vivaldi; muchos estándares de Jazz; bandas sonoras de, por ejemplo, Braveheart, Everest;  el tipo de música que muchos llaman
Semi-Clásica; en fin, son innumerables los tipos de música a escuchar, todas con efectos favorables sobre nuestro estado de ánimo

La música rápida y estridente nunca surte efectos positivos en el organismo, tanto en su volumen como en su concepto. Todo lo contrario, provoca muchos malestares que nos llevan al alcohol, drogas, violencia, porque sus ondas vibratorias despiertan el lado negativo del ser humano.

Si observas con detenimiento, la radio está inundada de música ruidosa, malas letras, malos cantantes, malos arreglos musicales, lo que la hace sonar mal en sentido general. Todo esto causa malestar en ti y vas perdiendo la sensibilidad a la vida misma. Adquieres un conformismo e indiferencia desastrosos  que destruyen tu armonía, pierdes  la estabilidad y quietud.

Una oficina donde se escuche música ruidosa y con volumen alto genera muchos problemas de conducta, ya que afecta a cada empleado de manera negativa. Muchos lo aceptan porque no tienen elección, otros pueden y muchas veces sin saberlo a conciencia cambian de trabajo, una forma inconsciente de buscar la paz.


Escuchar música mueve la parte del cerebro que domina los estados sensitivos del alma y del cuerpo. Si te sientes incómodo y desconoces las razones, el solo hecho de escuchar una hermosa melodía te devuelve el relajamiento que necesitas para sentirte bien.

Regularmente escucho música dos a tres horas al día,
independientemente de ser músico. Su efecto dilatador es hermoso y puede hacer maravillas en mi vida sin tener que recurrir a antidepresivos o estimulantes. Solo es cuestión de dejarse llevar por la misma secuencia vibratoria de lo que escuchas.

El sonido es vibración y el cuerpo también lo es. Cuando logran juntarse en el mismo campo, conllevan gran bienestar, aunque no tengamos la conciencia de lo que está pasando en nuestro interior.

Si escuchas música buena, vienen a tu mente escenas hermosas de la naturaleza, de tu novia, de tu esposa, de tu amigo, de tu hermano, de tu mascota, de todo lo que te da emociones agradables.


En esas condiciones nunca vienen a tu mente las escenas violentas. No tienen cabida porque el sentimiento recibido requiere tranquilidad y refrigerio. Todo cambia en ti, y hasta personas de carácter muy violento han logrado enormes transformaciones cuando aprenden a escuchar buena música.

Cuando viajas en avión, en autobús, siempre debes escuchar música bien suave, una forma de buscar la mayor tranquilidad para los viajeros.

Escuchar aunque sea solo unos minutos de música todos los días es una manera bien sencilla pero poderosa de dominar tu estado de ánimo y de mantenerte optimista.

Haz la prueba. No hay que saber de música para disfrutar las buenas creaciones,  que te elevarán a tener mejor visión de tu vida, y lograras mejorar la calidad de tu interior y la de tu entorno.

3 comentarios:

  1. mil x mil de acuerdo contigo!!!

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  2. Si porque es muy facil ponerse a oir jazz con hambre y todo los problema del mundo ensima...

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  3. Muy buen artículo, Maestro Colón. Es muy cierto todo lo que dice en él.

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NIURKA BAEZ,
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