Deberían
callarse la boca los que hablan de que en la farándula se invade la privacidad
de artistas y gente del medio, como si se tratara de algo que se da de manera
exclusiva en el ámbito artístico.
Dónde dejan
entonces a ciertos organismos de seguridad del Estado, que sobrepasan las áreas
de sus atribuciones, manteniendo una vigilancia de la vida privada de
políticos, empresarios, artistas, y hasta funcionarios del gobierno?.
Qué peligro para el Estado pueden representar los cuernos de un empresario o un político de oposición, de esos a los que tienen"fichados" con fotografías, videos y conversaciones telefónicas, sobre los cuales se mantiene una vigilancia permanente, que nada tiene que envidiar a la del SIM de la época de Trujillo, sin que casio nadie se percate ni se de cuenta de ello?
Si en este país
se abrieran los archivos de ciertos organismos de seguridad, y se publicaran
los archivos documentados del accionar de mucha gente, se caerían muchos altares.
Y hasta es mejor que eso nunca suceda porque se desbaratarían muchos matrimonios y se irían a pique
muchos apellidos “honorables”.
Saldrían a flote
los amoríos extramaritales de muchos empresarios, con fotografías de los
lugares donde echan sus "canitas al aire".
Generales que
hacen sus fiestas en piscinas de casas veraniegas y en zonas residenciales.
Funcionarios del
gobierno que fuman puros en fincas, acompañados de bellas damiselas de esas que
se contratan por catálogo y los que se "desgranan" como locas, cuando se juntan con ciertos estilistas y modistos que organizan ferias de modas.
Políticos fieles
e infieles....Curas que “brincan la tablita” entre las paredes de los templos
coloniales.
De todo hay en
los archivos confidenciales, donde no faltan las grabaciones de conversaciones
telefónicas realizadas por gente que todo el mundo conoce, pues de por vida se
han dedicado a “pinchar” teléfonos ajenos.
Los videos
sexuales y amatorios de Figueroa Agosto con figuras del medio que no salieron a la luz pública, como se hizo con el DVD que salió a la venta pública en la calle.
No ombe no, las revelaciones íntimas de la gente de la farándula no son nada comparadas a las que recaban los organismos de seguridad del Estado, y que a veces son el deleite de las tertulias de amigos de algunos presidentes.
Habría que ver, entoces, quién o quienes invaden más la vida privada de los demás.
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NIURKA BAEZ,
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