Joseph Cáceres

Por Johnny Arrendel

Si algo pone de relieve el impasse judicial entre Vakeró y Marta Heredia es la inoperancia de los mecanismos de contención a la violencia intrafamiliar, cuyas autoridades encargadas tienden más a figurear que a implementar medidas efectivas.

Es una muestra palpable, porque desde que salio a la luz este caso entre celebridades las autoridades se movilizaron, y el impacto mediático fue tal que llevo a Vakeró a entregarse aún antes de ser citado formalmente.

Esa agilidad del Ministerio Público contrasta diametralmente con la displicencia con que fue manejado el penoso caso del sector Invivienda, donde en vísperas de año viejo un sociópata mató a su ex compañera sentimental, a una hermana, a la madre de ellas y a una sobrinita de solo dos años de edad, y luego se suicidó.

Resulta que días antes Vitaly Irrizary Méndez se había querellado contra su ex novio, quien en la Nochebuena agredió y amenazó a la familia que días después mató fríamente, pero la fiscal adjunta que recibió la querella la remitió para enero 12, luego de que pasaran las festividades navideñas.

Lo correcto es que en estos casos, en que la violencia es manifiesta y la actitud criminal en potencia evidente, los fiscales agilicen el arresto inmediato del agresor y la autorización judicial sea tramita incluso por teléfono.

De acuerdo al historial reciente, si se hubiese tratado de celebridades, de seguro que esa fiscal habría actuado con mayor celeridad, consciente de que los periódicos, la radio y la televisión se interesarían en el tema.

Sin embargo, ante una situación que claramente se evidenciaba como una tragedia potencial, la representante de la sociedad se desembarazó rápido del proceso, le puso cita para un par de semanas después y se apresuró disfrutar de sus vacaciones de fin de año.

Pero en el caso del artista Manuel – Vakero- Varet- frente a Marta Heredia, hay características que ponen a pensar sí en verdad el abogado y comunicador Manny Sierra tiene razón cuando dice que la mayoría de las fiscales que trabajan en el Departamento de Protección Familiar carecen de sensibilidad para realizar bien su labor, por ser “solteras empedernidas”.

En efecto, Sierra, un antiguo presidente del Circulo de Locutores y experto en Derecho Penal, sostiene que esas damas fiscales adjuntas no comprenden lo que es la vida en pareja y las intringulis de la violencia intrafamiliar, porque nunca se han casado.

Desde afuera, uno tiende a darle valor de verdad a esa aseveración, si vemos como en el caso de Vakeró y Heredia se desestimó el testimonio de los vecinos de la pareja, que siempre deberá ser una herramienta valiosa para dilucidar este tipo de conflictos

Según la totalidad de los condómines que interactivo con la pareja en un edificio de Arroyo Hondo y accedieron a hablar, quien ha dado muestras de ser violenta y ruidosa ha sido Heredia, en contraste con un calmado Vakeró.

Incluso, los vigilantes del condominio dijeron que al menos en una ocasión Marta intentó impedir por la fuerza que Vakeró se retirara del lugar en su vehículo, a quien le hizo una escena muy fuerte en el parqueo.

Observemos que la representación legal de Marta Heredia quiso presentar como testigos a un maquillísta que supuestamente habría notado moretones en su cuerpo y a una locutora que según la cantante le prestaba ropa después de que Vakeró destrozara la que llevaba puesta.

Solo que esos testigos nunca comparecieron, y declararon a la prensa que no se les cito para esos fines. En tal sentido, sorprende la ligereza conque el Ministerio Público solicitó tres meses de prisión preventiva para Vakeró y que el el juez de instrucción acogió.

Un detalle interesante es que el abogado de Heredia es uno de los mas caros disponibles, nada menos que Félix Portes, el mismo que representa los intereses de Sobeyda Féliz Morel.

También fue llamativo notar que durante su comparecencia a depositar su testimonio ante las Fiscalía, Marta Heredia estuviera protegida por un contingente policial encabezado por un coronel, y nadie explica la justificación de ese despliegue de fuerzas.