Joseph Cáceres

LAS GUAGUAS ANUNCIADORAS

Uno de los medios más efectivos de publicidad en los años 50 y 60 eran las famosas "guaguitas anunciadoras" en las que los locutores  de quinta categoría trabajaban anunciando productos, establecimientos comerciales y lugares de servicio, así como fiestas. Ello así porque los locutores de prestigio que había en el país en esos años, por nada del mundo se iban a meter en una guagua anunciadora, para para pasar todo un día recorriendo la ciudad haciendo promociones en vivo. Era la "época de oro" de la locución dominicana. El staff de locutores de La Voz Dominicana era considerado como de los mejores de América, compitiendo con Cuba y Colombia, que también tenían locutores muy buenos, pero no tantas voces estelares juntas en una misma planta,  como los que habían aquí en la radio y la televisora estatal.  De Cuba vino aquí Luis Acosta Tejeda, quien  cuando estalló la revuelta de abril del 1965 era la voz de "ni un día más, dominicanos", en la Radio Constitucionalista. Luego en la serie de televisión "Bonanza", presentada por gasolina Texaco, se hizo aún más famoso con el eslogan de "que siga Bonanza".  Pero volviendo a las guaguas anunciadoras, eran más económicas que la radio, y se alquilan por días enteros o tandas de mañana y tarde. Los anuncios había que hacerlos en vivo, porque aún no existían las grabadoras de cinta portables que luego facilitaron las cosas.  Eran muy molestosas por escandalosas. A veces arrancaban con la propaganda muy temprano, o terminaban de noche, interrumpiendo el descanso de la gente, en tiempos en que  no habían las regulaciones de ahora, en que a cada rato se incautan bocinas de los colmadones. Esas guaguitas, y las bocinas de algunas iglesias evangélicas eran "una pela". Los enfermos se curaban o se morían, cuando pasaban con su bocinaza...Cosas de la época.