Joseph Cáceres

Por lo visto se ha puesto de moda y se hace recurrente el recurso de atacar a la gente con la expresión de que antes de hablar de alguien, tienen que "enjugarse la boca."

Quienes la usan creen que "se la están comiendo", como se dice popularmente.

Sin embargo no es así. Deberían caer en cuenta de que se trata de un insulto rastrero, de patio, que abarata la imagen de quien lo usa en sus argumentaciones o defensa de criterios y opiniones.

En eso están empresarios artísticos, merengueros, presentadores y productores de programas de televisión que evidencian con ello estar carenciados de argumentos y de criterios sólidos para defenderse, sin tener que recurrir al avasallamiento plebe de arrabal.

Están igualitos que los urbanos barriales  y la gente del mambo de la calle, que rivalizan a base de insultos, y no con propuestas que verdaderamente les enaltezcan.

Si bien es cierto que la "tiradera" le dio resultado a esos artistas callejeros, en un tiempo, no menos es que la gente en el breve tiempo, le sacó el cuerpo a quienes usan ese recurso del insulto y la ofensa rastrera y de patio.

Al enemigo, o al rival, hay que combatirlo con argumentos, con ideas, con principios, con estilo y elegancia, sin que por ello falte la contundencia.

El que se "enjuague la boca, antes de hablar", no es más que la extensíón del lenguaje de los sectores más perversos que medran en los medios de comunicación.

Como van las cosas pronto veremos que, en vez de mandar a "enjuagarse la boca", lo que mandarán a la gente del medio será a "lavarse sus partes", como también dicen los plebes del barrio cuando quieren insultar a alguien.

No se sorprenda si leen o escuchan que mandan a alguien "a lavarse las nalgas".

Necesariamente hay que propugnar por adecenter esta asquerosa y asqueante farándula que embarra o salpica a tanta gente.