domingo, 3 de marzo de 2013

Uno de los recursos más socorridos de los regímenes represivos y los gobiernos "de facto" de los años 60 era el impedir que la gente se congregara o comunicara.
Se recuerda el famoso "toque de queda", que prohibía la circulación nocturna del ciudadano, y que se imponía con la ciudad militarizada.
Se recuerda aquella absurda prohibición de que más de tres personas se juntaran en las calles. Nada de reunirse a cherchar en las esquinas.
Se consideraba potencialmente peligroso, pues se temía que un junte pudiera generar un movimiento de masas.
Ello, unido a la censura y a la mordaza a los medios de comunicación, constituían algunas de las medidas de fuerza con las cuales se procuraba frenar la ira popular y el supremo recurso de la rebelión.
De nada valían los tanques y los guardias en la calle, con un pueblo indignado y resuelto a enfrentar un régimen despótico y tirano.
Pero esos eran métodos del pasado, de una época en que no existía el internet ni las redes sociales, que hoy día es el principal dolor de cabeza de muchos gobiernos.
Impensables en esta época, en que la gente no tiene que esperar leer un panfleto de propaganda distribuido por una célula clandestina, para  estar enterada en torno a las acciones a seguir.
Como tampoco estar sujeta a La Noticia Viva de Radio Cristal, ni a los reportajes en vivo de Noti Tiempo para saber lo que pasa. Mucho menos esperar El Nacional, para que le "diga las cosas como son", como sucedía en los años setenta.
Ahí está la red, la telefonía celular, con los cuales se genera un poder de convocatoria que se ha convertido en arma mortal de lucha contra la tiranía y la opresión, como se ha podido ver en muchas partes.
Para generar una protesta o concentración, no hace falta montar un andamiaje de conexión ultra secreto, ni disponer de una complicada logística como sucedía anteriormente.
Los indignados de los países europeos y de los Estados Unidos constituyen el mejor ejemplo del giro dramático que la comunicación ha dado.
Aquí mismo se han generado concentraciones de masas sorprendentes, sin necesidad de recurrir a los medios tradicionales.
Por el contrario, algunos diarios han querido minimizar las protestas y les ha salido el tiro por la culata, porque no han podido con ellas, con todo y su "poder".
Por ello resulta hasta risible escuchar el desconocimiento con que se expresa el editor de espectáculos de un diario matutino con respecto a la importancia e incidencia de las páginas de internet y de las redes sociales.
Para él lo único importante y que tiene incidencia es lo que se publica en los diarios impresos tradicionales.
Esa teoría contradice todo lo que está sucediendo hoy día en el actual momento que vive la humanidad, y pone de relieve lo muy perdida que está alguna gente, que no es capaz de marchar al paso y a la velocidad de las ruedas del tiempo.
Nosotros sí que hace tiempo entramos a la nueva dimensión, obteniendo resultados asombrosos, aún cuando mantengamos presencia en los medios tradicionales. Lo que hemos encontrado en el ciberespacio nos ha permitido una generación de contenidos "3D"...tridimensionales. Concentrar la dimensión del pasado y del futuro en el presente, para darle la vuelta al mundo en una especie de"back to the future", baby.
Pero, hay que dejar que "el fantoche lusitano" siga durmiendo con su canto de ese lado....
Desearle que pase buenas noches, que siga roncando, y despedirse de él con aquella "cariñosa" y burlona expresión popular de: !Sueña Pilarín!

2 comentarios:

  1. Los que tienen madera de lideres, siempre se proyectanmas de un paso adelante

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  2. Un buscapie que hizo roncha en el editor al que Joseph se refiere. Lo malo es que no tiene con que devolver, uffff!!!!

    Elver Dugo

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