domingo, 7 de abril de 2013

Y ES FACIL?




Cuando Óscar Loaiza, director comercial en México de la empresa Miguel Caballero entra a la sala de reuniones, está preparado para recibir el impacto de una AK-47, conocida como cuerno de chivo. Debajo de la camisa color lavanda esconde un imperceptible chaleco antibalas de los que fabrica su compañía. Pesa cerca de un kilo y vale aproximadamente 2.000 dólares. Es la prenda más vendida de su catálogo que utilizan políticos, empresarios, sindicalistas, cargos públicos y, cada vez más, propietarios de pequeños negocios como gasolineras y también periodistas. Porque la seguridad personal y privada ya no es solo para los políticos. Los mexicanos no se sienten seguros y pagan para conseguirlo. Las empresas de seguridad privada se han multiplicado durante el último sexenio dando lugar a un negocio muy rentable en México.
Aproximadamente 3.800 empresas de seguridad privada federales y locales operan de manera legal en el país, casi cinco veces más que las 790 que lo hacían hace seis años, según los datos de la Asociación Mexicana de Seguridad Privada, Información, Rastreo e Inteligencia Aplicada (AMSIRIA). Las cifras sobre el negocio son tan difíciles de obtener como la lista de sus clientes. La Confederación Nacional de Empresarios de Seguridad Privada y Similares de los Servicios del Ramo (CONESPRYSIR) valoraron que el sector creció un 40% en 2011. Desde AMSIRIA, una de la veintena de asociaciones de empresas de seguridad privada que existen en el país, aseguran que el sector actualmente genera 450.000 puestos de trabajo directo en México.
“Ha habido un crecimiento exponencial de estas empresas por el aumento de la violencia en los últimos años y también por algunos cambios legislativos”, explica Alberto Rivera, presidente de AMSIRIA. En 2012 se aprobó la entrada de empresas extranjeras en el sector lo que, para Rivera, ayudará a que el negocio continúe creciendo en los próximos años.
Los mexicanos demandan sobre todo alarmas para negocios y residencias, sistemas de localización de vehículos y circuitos cerrados de televisión. Pero los servicios que prestan estas empresas, y también los espacios que controlan, no paran de crecer. No solo venden aparatos u ofrecen escoltas, sino que también vigilan puertos y aeródromos. Los viajeros del aeropuerto internacional Benito Juárez de Ciudad de México están acostumbrados a que sean agentes privados y no federales los que revisan sus maletas o sus pases de abordar. “El Estado está ejerciendo una dejación de sus funciones en un tema vital de seguridad interna. Los aeropuertos son cuidados por seguridad privada”, explica el profesor Juan Salgado, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).(FUE)

1 comentario:

  1. Es triste eso de como tienen que vivir los mexicanos en su natal.

    Lo mas triste es que eso aqui en unos años se pondra igual.

    Grashiash! Ilushtre!

    Te agradeshemosh todo lo que hash hecho por noshotrosh.

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