Joseph Cáceres

Andando por el mundo nos hemos percatado de que las mujeres dominicanas están en todas partes.
No importa lo distante e inhóspito que sea el lugar, ahí están. ¡Hasta en Alaska!
En una ocasión de visita en Ciudad Juarez, en el estado de Chihuahua, en México, en la carretera que da al cruce hacia El Paso, Texas, habían unas dominicanas en unos furgones que ofrecían servicios sexuales a los camioneros. Supimos de ellas porque al vernos nos hicieron la clásica pregunta de que si éramos el que trabajaba aquí en la televisión.

Lo que me contaron de la vida que llevaban cargando con esos camioneros de largos viajes sin asearse es digno de lástima.
Pero en Panamá, en Madrid, en las carreteras de toda España, cuando se anda de viaje en carro se encuentra con dominicanas pidiendo "bola" para después "encestarlas".
En Caracas, Panamá, Curazao, Aruba, Argentina, Italia, Marruecos, Chipre, Turquía, Grecia, y pienso que hasta en países donde lapidan a las mujeres "pecadoras" deben andar muchas de ellas.

Eso nos recuerda un graffiti que vimos en una taberna española, donde tomábamos cerveza Mohou con el amigo periodista Jorge Ramos del periódico Hoy, en Madrid hace algunos años. Decía el letrero, pintado en la pared, probablemente por algún parroquiano: "Las niñas buenas, van al cielo...las malas, a todas partes". Y pensé en las chicas malas dominicanas que hasta de lejos uno las reconoce...
¡Pero carajo, cuánto caminan esas "cuquitas" dominicanas, y qué lejos llegan!.

El comentario viene a propósito de la noticia que da cuenta de que encontraron a dos dominicanas supuestamente secuestradas en el Líbano.
Las encontraron en el valle oriental de la Bekaa (vaya usted a ver, un país en guerra, donde la vida no vale un chele).
Dice la noticia que en un comunicado el mando de las Fuerzas Armadas libanesas precisó que una unidad militar arrestó a Maher Abdalá Ezadin y a su hermano Mohamed que estaban acompañados por dos jóvenes  de nacionalidad dominicana, secuestradas anteriormente en las montañas de Arsal limítrife con Siria. (Vean esa vaina, unas mujeres que probablemente no saben donde queda aquí  La Loma del Chivo, y dizque en las montañas de Arsal cerca de Siria).

Pero, según la cancillería, lo mismo ocurrió con otras mujeres que trabajan en el Líbano en un club nocturno, que también fueron secuestradas, y aparecieron en Turquía después de varias semanas sin saber donde estaban.
Los tigueres árabes las secuestran y se las llevan para las lomas para darle "canquiña".
Son lugares donde no conocen a nadie, con costumbres y cultura diferente. Hábitos tan diferentes a los nuestros
Tanto es así que uno se va a registrar en los hoteles, en los  países árabes, aunque sean turísticos, y tiene que especificar en la recepción que necesita la habitación con baño al estilo occidental, con inodoro, porque sino se encuentra con uno que solo tiene un hoyito en el piso. ¡A coger puntería!.
Por allí se vive un mundo distinto, y uno no entiende como estas mujeres dominicanas se aventura a ir tan lejos dizque "a trabajar como bailarinas", cosa que ni ellas mismas se creen.

Como siempre, aparecen los teóricos tratando de justificarlas, hablando de que eso es el resultado de "la pobreza", "la falta de trabajo", de "oportunidades" y de "las desigualdades sociales".
Mientras tanto, "las cuquitas" siguen viajando...Y no precisamente al Cibao como en otros tiempos.
* Cuquitas: Guaguitas de pasajeros que viajaban al Cibao en los años 50 y 60.