Por: Cholo Brenes
Decíamos la semana pasada que se había
perdido el sentido dela creatividad en la música y que el mal gusto se había entronizado.
Debo confesar que no le había prestado la suficiente atención a un movimiento
que en los últimos tiempos ha ido tomando calor en barrios y ciudades de
dominicana.
El mismo comienza con adaptaciones, en algunos casos exitosas, de
baladas y corridos mexicanos donde el amor se presenta de una forma tal que
enaltece la figura de la mujer y la unión de ambos sexos.
Casi paralelamente con ese
movimiento irrumpe en el firmamento de este género dos temas que expresan la jerga
y la realidad de los barrios: “La tipa le dio pa' mi”, “Una mala” en la voz de “El Clasicom”, bajo el
arreglo de Miguel Play. Con anterioridad un joven se fue colando en
generaciones de su edad y algo más, con arreglos de Víctor Waill, trayendo en su
voz la dulzura que un día manifestaba en Ruina Nueva.
El ejército de raperos y
dembowseros ha recesado y los que más se escuchan traen una temática distinta a
los de ayer. La violencia, el egocentrismo, la soberbia y la ignorancia han ido
desapareciendo por el efecto positivo. Amor, solidaridad, jocosidades del
barrio, esfuerzo mutuo. Juntos podemos llegar.
El desarrollo y el apoyo
responsable de Víctor Waill a este género, que por primera vez se desarrolla
con seriedad en este país, ha traído como secuencia el respaldo de jóvenes y más
allá y ha frenado la tendencia de mal gusto con una rapidez no imaginada.
Víctor buscó su camino y lo encontró,
recordemos que ese género conlleva dificultades mucho mayores que el
merengue. Arreglistas,
músicos y cantantes tienen que jugárselas a fondo para hacer cosas
buenas. De último momento, aparece de forma prodigiosa la figura de un
boricua que se creía recesado en nuestro país, prácticamente ha arropado
todo el dial y las calles, la gente lo canta. Marc Anthony aprovechando
el auge que ha tomado la salsa en buena hora resurgió como el fénix, se
burló.
Cualquiera que entona dos vainas cree
que hacer salsa es cosa sencilla y más aún si se toca un poco de piano. Pero lo
que no saben es que la armonía que encierra conlleva mucha persistencia y dedicación, ya que la preparación de una salsa debe
hacerse como mínimo tritónica (a tres tonos, o tres voces como el jazz.) como si fuera un sándwich, con jamón, queso y lechuga.
Eso nos hace recordar que a diferencia del merengue
que con dos tonos sale a flote, la salsa se escucha bien pero es complicada, no
se puede hacer en un "fruitty loop" si usted no sabe de música.
Como siempre, el Cibao y la
capital se comportan distintos. Mientras el Cibao no suelta la música típica por
más modernismo que venga, la capital acepta todo lo que se fabrica aquí y
fuera. Esta última idea lo trataremos en
un próximo artículo.
ESTE SR. BRENES ES UN SER FUERA DE SERIE. TODO LO QUE ESCRIBE ES EXCELENTE. SON ESCASOS LOS QUE PUEDEN HACER ESOS ANALISIS, ES QUE ES SOCIOLOGO.
ResponderEliminarUNA VES MAS LA PONE DONDE TIENE QUE ESTAR.
SIGA Y NO LE HAGA CASO A NADIE. ESTAMOS APRENDIENDO.
MUY BUENO
ResponderEliminarLOS QUE DIFAMAN NO PUEDE EXPLICAR NADA DE ESTO.
ResponderEliminarSOLO CHISMEAR Y AMENAZAR.
bueno bueno buenisimooooooooooooooo
ResponderEliminarla salsa no es facil arreglarle y cantarla, por eso hay pocos.
ResponderEliminarojala este trabajo lec sirva a la juventud
ResponderEliminary los urbanos comdn zaron a decir lo que son-
ResponderEliminarpura porwqueria la mazyoria