Merenguero hasta la tambora, pero...

El Torito está siendo acogido y aclamado en plazas no tradicionales del Sur y el Oeste de Estados Unidos, donde predomina un público mexicano, pero no se puede omitir el detalle de que esa penetración  está sustentada en la bachata, no en el merengue.
Se advierte en el hecho de que en las presentaciones de la orquesta en esos lugares se fundamenta en un repertorio casi todo de bachata, lo cual no debe sorprerder a nadie, pues es el género que en los últimos años le ha permitido a Héctor Acosta ascender a los mayores niveles de proyección que cualquier agrupación de su género pudiera desear.
Y es lógico que así sea, pues si se fijan, las principales figuras internacionales de nuestra música, se sustentan en la bachata, como es el caso de Romeo, Prince Royce, sin dejar de mencionar a Juan Luis Guerra, que construyó su figura con la bachata, más que con el merengue.
Hay quienes se resienten cuando se enfoca y aborda la realidad desde una óptica de acercamiento que permite ver las cosas en su justa dimensión, sin distorsiones, ni mentiritas piadosas.
Algunos llegan al extremo de considerar detractor del merengue a todo aquel que no comparte su criterio de que todo anda bien con el género, cuando en la práctica se expresa y se ve lo contrario.
En nuestro caso particular hemos sido siempre "merenguero hasta la tambora", verificable en el hecho de programas de televisión y páginas como Merengala.
Pero, como dice el adagio, "amor no quita conocimiento". El merengue nos duele quizás más que aquellos que lo defienden a ultranzas.
Pero somos realistas. Nunca nos ha gustado cabalgar sobre el lomo de Rocinante, ni cherchar con Sancho Panza.