Joseph Cáceres

En el pasado, los principales lugares para conocer los chismes políticos y hasta  los personales del vecindario, eran las barberías de los pueblos.
En la Era de Trujillo habían barberos hasta calieses, que les ponían conversación a los clientes para obtener información y así detectar desafectos al régimen.
El Servicio de Inteligencia Militar (SIM) los reclutaba como agentes.
Tras la desaparición de la dictadura, surgieron los salones de belleza.
Y usted ha visto lugar de más enredos y chismes que las peluquerías?. Ahí conocen y cuentan la vida y los pasos de todo el mundo.
No solo de las mujeres del barrio, pero también de las famosas.
Cuando Luz García se divorció el general Soto Jiménez ya se sabía, porque ella cuando se arreglaba en un salón contaba "sus penas".
Igual sucede con las mujeres de funcionarios y políticos, como la del hombre fuerte de El Metro, a la que se le va la boca cuando está en el salón.
Lo de la colombiana ex esposa de Gerardo Díaz "El Toro", era "vox populi", porque ella hablaba en el salón.
Y si se saben las interioridades de Anthony Rios, Fernando Villalona, Wilfrido Vargas, Johnny Ventura, Edmon Elías, Rafa Rosario, Frank Reyes, Ulises Polanco, Poppy Bermúdez, Julito Hazin, es porque mujeres"boca aguá" lo han contado todo en los salones de belleza donde se arreglan.
Ahí se sabe, quien "lo tiene grande" o "chiquito", los que dan la espalda y se duermen después de "un solo tiro", los que hacen "cuadros" (sexo entre varios), hasta los que tienen implante en su miembro o usan la famosa "bombita". Y no vamos a decir más nada, porque entre los mencionados arriba  hay un personaje muy famoso al cual las mujeres se encargaron de desacreditar por el uso de ese "dichoso" aparato en tiempos pasados, naturalmente, antes de que apareciera la excelentísima  primera dama doña Viagra.
Algunas mujeres hablan en los salones como desahogo, y otras para darse "pompa",  para las demás mujeres sepan a quienes se están "tirando". La vanidad femenina no tiene límites, y eso ha sido así por los siglos de los siglos, amén.
Los salones de belleza han sido siempre centros de acopio de chismes, dimes y diretes.
Y si de por medio hay gays en el servicio, mucho más concentrado es el chisme.
De igual manera los camerinos de los canales de televisión, donde se maquillan y arreglan los artistas, son de los lugares en que se conoce y se sabe todo. Ni los dueños de los programas y de los canales se salvan.
No quiera usted caer en la lengua de ciertas maquillistas.
Pero, a que no adivinan cuál otro lugar en la actualidad compite con los salones de belleza y los camerinos en cuanto a chismes de los artistas?.
¡Los estudios de grabación!. 
Siendo el lugar donde se juntan músicos, cantantes, empresarios, productores, editores, compositores, arreglistas, en fin, la farándula musical, que es el sector más fuerte de la clase, allí se habla y se cuentan historias que si las paredes acolchadas hablaran, se caerían muchos altares.
Ellos son parte de la industria del chisme, algunos baratos y otros caros...
Al igual que en los salones de belleza , ahí se sabe los cantantes que estan en "olla", los que no pagan, los bulteros, los que están en vicios, los promotores que engañan, los tumbes que les dan a la gente de Nueva York que viene a promover música el país, los indeseables, quienes aparentan lo que no son, quienes hacen sufrir a sus mujeres, los que pegan cuernos, los violentos, en  fin, todo.
Los cronistas de farándula, considerados como chismosos, son unos chivitos, en comparación con maquillistas, peluqueros, barberos y empleados de los estudios de grabación.