Joseph Cáceres

En estos días en que se recrea el tema de la payola, luego de unas declaraciones de Johnny Ventura, oportuno es señalar que una de las profesiones peor pagadas es la del locutor musical en la radio.
No ahora, sino siempre. 
La verdad debe ser dicha. "Ser justo, lo primero, si queréis ser felices", dijo el patricio.
En los años setenta, cuando los locutores jóvenes de la época atronaron con el estilo de animación de los "disc-jockeys", rompiendo con el formalismo heredado de los años sesenta, el salario que se pagaba era de un peso la hora.
Cierto que el peso estaba casi a la par con el dólar, pero lo que un locutor ganaba por una jornada de ocho horas diarias, era muy poco.
A menos horas de trabajo, menos ganancia.
A los locutores no les quedaba más que apelar al supremo recurso de los "estímulos", "gratificaciones", "cobros", conocidos popularmente como payola, ante la vista "gorda" e indiferente de los dueños de emisoras, que se evitaban de esa manera pagar mejores salarios.
Aquí los locutores que reamente se cotizaban y ganaban buen dinero, eran los de noticias.
Sobre todo las figuras estelares de Noti Tiempo, Radio Mil Informando, Informativo Nacional, Noticiario Cristal, Cadena de Noticias, y los demás.
Sin embargo, era la época en que predominaban los nombres, las figuras, y cuando una de ellas cambiaba de estación se llevaba la audiencia.
En Radio Cristal se acuñó el eslogan de que era "la radio de los buenos tipos", porque todo el staff era de estrellas.
Diferente a los tiempos actuales, en que la radio ha sido despersonalizada, y no importa quien ponga la música, porque lo que se impone es el concepto programático.