Joseph Cáceres

Jonathan Cáceres DJ Tribil

El Latin Music Tour se estableció definitivamente como el más importante evento musical criollo de tarima, a partir de su segunda noche de presentación con figuras estelares del merengue, la salsa y la bachata, en la sala Fillmore del Hard Rock Hotel  y Casino Punta Cana, que se ha convertido en uno de los escenarios de mayor relieve y categoría, que ha acogido a figuras como Juan Luis Guerra en concierto, y donde está pautada la presentación de Rihanna en el mes de octubre.
La de anoche fue una velada muy especial, que se inició con el despliegue musical de DJ Tribil moviendo las mezclas que le han ido dando fama, y que hicieron las delicias de los jóvenes que formaban parte de la concurrencia.
DJ Tribil se puede decir que se consagró anoche desde el escenario del Latin Music Tour, evento que produce Juan Carlos Jiménez, donde se le da cabida a todos los géneros musicales del momento, en base a un concepto donde no hay rellenos ni desperdicios.
El sonido, la ambientación, los recursos que se emplean cuidando cada detalle hablan bien claro de que Fernando Quezada y la empresa Quepe Tours  no andan improvisando en nada, y es la razón por la cual han logrado consolidar con mucho prestigio su Latin Music Tour.

Miriam Cruz logró un desempeño realmente impresionante, con la carga de vitalidad que puso de relieve desde su aparición en escena.
Ninguna mujer merenguera logra más impacto actualmente que Miriam Cruz en en un escenario, y eso lo demostró anoche durante su actuación abriendo el espectáculo, con sus bailes, la formidable orquesta  dirigida por Israel Casado, (nada que ver con la agrupación femenina de otros tiempos, que algunos comparaban con un battom ballet.)
Miriam ha perdido el formalismo, y si se quiere la timidez de otros tiempos, y hoy día baila, se mueve y pavonea desde el escenario, para el deleite del público que no solo espera música, sino también un espectáculo.
El hecho de haber incorporado dos bailarines, le han permitido rescatar el concepto desde otra vertiente, muy actual e inteligente.
Como se sabe las orquestas de merengue han prescindido de los frentes de coristas y bailarines que se alineaban junto al cantante o figura líder.
Aquellos bailarines que hacían coreografías montadas por Julio Gómez, a los que les decían "los limpiavidrio", por los movimientos de los brazos y de las manos, que tanta vigencia y popularidad lograban en las orquestas de los años ochenta, son  hoy día cosa del pasado.
Miriam Cruz en su banda ha vuelto con bailarines, pero desde una óptica conceptual diferente, pues los usa detrás de ella, lo que no le distrae ni le quita protagonismo, incorporando más bien un elemento de atractivo visual a su espectáculo.
En su actuación pudimos ver algo, y es que a diferencia de la mayoría de orquestas masculinas,  que se han quedado trabajando sobre el mismo molde, usando a veces los mismos recursos ochentosos pidiendo por ejemplo "una bulla las mujeres", o buscando animar al público con "arriba la mano", "hagan una bulla" o preguntando al público "dónde están los dominicanos", en ella se aprecia una inteligente movilidad hacia elementos estratégicos que le permiten un "plus" que acentúa la diferencia.
Mientras algunos merengueros se repiten como si fueran un algoritmo iterativo en todo lo que hacen, en Miriam vemos a una mujer del merengue que sin estridencias hace acopio de elementos que le permiten proyectar una imagen artística fresca, renovada y diferente.

Gilberto Santa Rosa fue el plato principal de la segunda segunda noche del Latin Music Tour, y sin quizás, es la principal figura del evento, incluyendo todo lo que falta esta noche, dada su dimensión e importancia como artista exponente de la salsa.
Su actuación en el Latin es una señal de indudable crecimiento la que da el evento, que en las últimas entregas acoge a lo mejor del arte popular dominicano, que ahora mezcla con grandes figuras extranjeras.
Gilberto como se sabe que ha sido bautizado "el caballero de la salsa". Por ello con su estilo romantico y desenfadado es capaz de hacer un show que se mantiene animado todo el tiempo, y que la gente se disfruta a plenitud coreando sus canciones y bailando sus emblemáticas salsas.
Su  repertorio lo conforma un manojo de exquisitos temas con los que se impuso en el género estableciendo una dimension superior en cuanto a contenido y categoría.
Aunque su blanco de público se sitúa en el plano adulto contemporáneo, la gente joven lo asimila y lo acepta como por inercia y parquea su simpatía en su terreno.
"El Caballero de la Salsa" es un artista que hace emanar simpatía y empatía desde el escenario, lo que se verifica en la manera en que se logra identificar con el público, que no cesaba anoche de pedirle la interpretación de los tantos temas que conforman su exitoso repertorio.
Un extra muy bien recibido y agradable fue el segmento dedicado al merengue, donde recreó algunos de los temas clásicos del género.
Demostró que no solo hace bien la salsa, sino que le pega muy bien al merengue.
Definitivamente su inclusión en el Latin Music Tour de este año fue una decisión de mucho acierto, recompensada con creces con su actuación, y por el atractivo que representó para el evento.

A Frank Reyes le tocó cerrar el espectáculo de anoche poniendo de manifiesto el hecho de por qué es una de las principales figuras del género bachata.
Su pegada  ha sido demasiado fuerte, y por ello, desde que comienza a cantar lo que la gente escucha es una constelación de interminables éxitos.
Las canciones coreadas del público frente a la tarima no se hacen esperar, mientras un Frank Reyes muy competente y seguro de sus posibilidades y de su desempeño se entrega en cada interpretación, logrando un show magistral.
No le favoreció, sin embargo, el haber sido quien cerraba el espectáculo, porque con lo avanzado de la hora y la entrada ya de la madrugada el salón se le quedaba practicamente vacío. La mayoría de los presentes se retiró a sus habitaciones.