Joseph Cáceres

Johnny Ventura, Anthony Rios, Pablito Barriga, en el frente del Combo Show. Luisito Martí en la tumbadora

Por Juan Colon

Juan Colón

Las primeras orquestas de bailes del país no usaban este instrumento dentro de la sección rítmica, solo batería, güira, y tambora, eran la percusión básicas.

Alrededor de los años 50, con la llegada de los músicos cubanos a trabajar como directores en La Voz Dominicana es que vienen pianistas como directores para dirigir nuestras orquestas y algunos percusionistas de esa isla, dentro de ellos Quintero,  impusieron el uso de este instrumento en nuestro medio.

Dentro del marco del acompañamiento en sus grupos fueron innovadores  y fueron invitados a tocar las tumbadoras en las orquestas del momento.

Alcanzó este fenómeno  gran aceptación entre los grupos existentes,  y nuestros percusionistas:  Prima Dulce, Jesús Benítez “Cachú”, Cheché el Venao, El Conejo, Quico Marcano, Pepe Lombillo, empezaron a desplazar el uso de la batería dentro de las grandes orquestas.

Cuando empezaron los combos, la batería prácticamente había desaparecido sustituida por los timbales y las congas.

De manera inconsciente nos identificamos con instrumentos propios que dejaron nuestros ancestros, por eso no tuvimos muchos reparos en desplazar la batería, herramienta  que no formaba parte de nuestra herencia cultural.

El gran cambio se empieza a sentir con fuerza es cuando se retiran del país esos grandes músicos cubanos,  se empieza de manera determinante a usar esos instrumentos que en poco tiempo pasaron a ser parte del colectivo rítmico del merengue.

La llegada de la tumbadora  al merengue motivó muchos cambios dentro del ritmo, enriqueció nuestra música. Podemos escuchar a través de estos maravillosos percusionistas la influencia de nuestros ancestros, y como fuimos incorporando esos patrones maravillosos.

Luisito Martí, Pedro Rojas “Pio”, Catarey, Tito, Rebuca, les siguieron a esos percusionistas primarios que fueron precursores e hicieron sus aportes para hacer de las tumbadoras un tópico imprescindible dentro de la sesión rítmica del merengue.

Luego congueros más jóvenes, Okil Medrano “Fito”, Dennis Pimentel, Mojica, David, y muchos jóvenes (pido disculpas por no recordar muchos nombres) que hicieron sus aportes con todo el amor y coraje, siguen experimentando con nuevos sentidos y fusiones rítmica sobre el patrón de la tambora y el completivo de la sesión.

Tenemos muchos jóvenes con grandes aspiraciones y mucho talento, a la espera de una oportunidad para decir su discurso musical y así engrandecer el ritmo.

No sé ahora cómo se podrán ver esos grandes aportes, en una sociedad donde se empeñan por borrar nuestros orígenes e ignorar nuestras grandes riquezas rítmicas.