Joseph Cáceres

En noches pasadas "El Oráculo" se reunió, esta vez en el restaurant Cane, de la Abraham Lincoln, y entre copas de vino y exquisitas picaderas trató varios temas inherentes al arte y a la llamada farándula.
Uno de ellos fue el de los individuos del medio que lo tuvieron todo para alcanzar fama y fortuna, y que hoy día viven de la caridad pública.
Se tocó el caso de figuras a las cuales merengueros, productores de programas, animadores de la televisión le han tenido que asignar una suma mensual para que puedan por lo menos comer y satisfacer sus necesidades más perentorios, en la última etapa de su vida, cuando ya están cerrando su ciclo vital, sin nadie que los quiera ni valore.
Es la que ha sido bautizada como cuota de la boa.
Qué paso?. Por qué si manejaron recursos, artistas,  proyectos, orquestas famosas, no guardaron, como se dice, "pan para mayo"?.
Por qué si fueron tan buenos en el pasado, no han podido reservar una cuota de clientes, que les permita vivir con dignidad en estos tiempos difíciles?.
La conclusión del oráculo, conformado por varios cronistas de arte y locutores, es que esas figuras acumularon en su zurrón tanta maldad, y desparramaron tanto veneno y odio, que nadie los quiere tener cerca, ni asociarse con ellos, ahora ni nunca.

Tuvieron las mejores oportunidades en sus manos, pero se entregaron al desenfreno, jugaron hasta con el dinero ajeno, y ahora que nada tienen, maldicen a los triunfadores, a los que se superan, como si tuvieran la culpa o fueran responsables de su desgracia, en un desmedido afán que oculta la intención de que los pongan en nómina sin ser empleados de la empresa.
Lo más penoso y patético, es que llegaron a un punto de no regreso, y es por ello que no consiguen trabajo. Y si logran engatuzar algún incauto, se los bloquean en la radio, en la prensa y en la televisión, en una especie de pacto secreto para no dejarlo pasar.
Lo peor que le puede suceder a un artista en busca de promoción es caer en manos de gente que acumula los más grandes rechazos del ambiente,  porque no va para ninguna parte.
Y es que quellos vientos fétidos, trajeron estos lodos....
Los "pedos químicos" con los que desbaratan las fiestas en el pasado, les han dado hoy en la misma cara, en un efecto boomerang, y han tenido que tragárselos...
A esa mala gente se la está llevando el diablo, por infames.
Lo curioso es observar a la multitud, empujándos...ayudando al diablo a que se los lleve.