Joseph Cáceres

Por Johnny Arrendel

Tengo la convicción de que si hay un exponente que puede conectar de nuevo al público con el merengue de orquesta, y por tanto constituirse en el eslabón para el ritmo en los nuevos tiempos, ese es Sergio Vargas.

Es el intérprete que mantiene las condiciones para acometer tales fines, no solo vocales, sino la energía necesaria para emprender la tarea de convertir al merengue nueva vez en un negocio masivo, como fuera entre finales de los años 70 y principios de los noventa.

Una verdad innegable, la reflexión reiterada por Joseph Cáceres de que los líderes de orquesta que han alcanzado la categoría de figuras de “catálogo” se aburguesaron al convertirse en millonarios.

Los estilos de vida de golf, torres y villas, de que en la actualidad disfrutan, ha erradicado en ellos el hambre de triunfo y el arrojo que antes manifestaran para alcanzar metas y colocarse en el gusto popular.

Sin embargo, creo que aunque Sergio es por derecho propio, uno de estos acaudalados, mantiene ese ego o amor propio que le impulsaría a ponerse las pilas de nuevo.

Además, Vargas es el único de la elite merenguera que muestra una identificación hacia el género, lo que le lleva a solidarizarse y poner de manifiesto un respaldo hacía toda iniciativa que busque valorarlo, así como a las demás figuras que han brillado al interpretarlo.

Para muestra, un par de botones: Recordemos que cuando se inició la movida de aglutinar a los “Merengueros que hicieron historia”, conocidos también como los de “Los Años Dorados”, Sergio se sumó a ese equipo sin ningún complejo.

No es cosa sencilla ese gesto, porque mientras algunos de aquellos cuentan con repertorios de éxitos, como Aramis Camilo, Sandy Reyes y Charly Rodríguez, y otros menos, como Ray Polanco, Benny Sadel, etcétera, lo cierto es que Sergio gravita aún con brillo dentro de un circulo selecto que integra junto a Fernando Villalona, Héctor Acosta, Eddy Herrera y Los Rosario.

Otro rasgo de nobleza y amor manifiesto a la música que ejecuta, por parte de Sergio, lo constituyó su respaldo decisivo al homenaje que en vida se le hiciera al más influyente creador musical dominicano de todos los tiempos, Luis Días, en la Sala de Bellas Artes.

Cuando fue convocado por los organizadores, Sergio Vargas no solo expresó su disposición a actuar, sino que insistió en colocar su cotizada orquesta como la de planta del espectáculo, con todos los costos bajo su cargo, como medio de reconocer la grandeza  de Luis Días “El Terror”.

Bueno, pero si falta más, el mismo hecho de mantener la banda más costosa, donde aglutina a ejecutantes bien acreditados, denota claramente el interés de Sergio por hacer un merengue digno.

En cuanto a las condiciones intrínsecas de Vargas para impactar con fuerza, si realizamos una revisión de su discografía, notamos que va desde el estilo atiplado del merenguero tradicional, pero dentro del boom de los 80, con temas como “Morena”, de Fernando Echavarría, que grabó con el Equipo de Dionis Fernández.

Una interpretación bastante interesante en la versión del “Ritmo de la Noche”, que todavía hoy luce actualizada y sonde Sergio despliega un gran dominio vocal.

Luego, con la dirección de producción de Manuel Tejada, 

Sergio Vargas comenzó a matizar sus interpretaciones con un mayor sentimiento o “feeling”, como en “La quiero a morir”, que representó el mayor giro cualitativo en su historial y que le llevó a convertirse en fenómeno.

Otras muestras notables de ese momento en su carrera fueron Madre, Yambalalla, Perla Negra; y abrevó también en la fuente del maestro Ramón Orlando, con No eres una más.

Pero la capacidad de renovación de Vargas nunca se ha detenido, y podemos notarlo en piezas como La Ventanita, Vete y Dile, y otros que vinieron después.

Ojalá que en Sergio prevalezca ese espíritu y le lleve a meterse en los estudios de nuevo con las mismas ansias que si estuviera en la inopia.

De seguro que muchos empresarios veteranos o de nuevo cuño querrán auspiciar ese proyecto, ya que las teorías de marketing compradas establecen que los “buenos proyectos siempre encuentran financiación”