LECTURAS DOMINICALES

Fiesta... y ma

El merengue, en sus inicios en suelo dominicano tuvo detractores, algo parecido pasa hoy con el reguetón, la bachata, merengue de calle o los ritmos urbanos, que antes de lograr aceptación pública, fueron objeto del rechazo de un segmento de la sociedad. Uno de los críticos notables del merengue del pasado lo fue el Presidente Ulises Francisco Espaillat, que en el año 1876 en un discurso dijo "que el merengue era música ruidosa y estridente", y sobre el acordeón afirmó: "que era un instrumento demasiado chillón".

Antes de aparecer Trujillo en la escena pública, el merengue era visto en los círculos sociales dominicanos como música de arrabal; de 1930 en adelante, Rafael L. Trujillo, el gobernante que carecía arraigo en la aristocracia dominicana, que fue resultado de la invasión de norteamérica entre y aún cuando ganó notoriedad a través de los rangos militares, mantuvo su gusto por el merengue, las bebidas, las parrandas y las serenatas.

Los primeros merengueros que prestaron su talento a Trujillo lo fueron Ñico Lora y Toño Abreu, que a ritmo de guira, tambora y acordeón acentuaron las campañas trujillistas de los años trentas, cuando la dictadura apenas comenzaba. Esos dos virtuosos del acordeón mas tarde le pasaron la antorcha a otros de no menos talento como Isidoro Flores y Dionisio Mejía (Guandulito), famosos por sus merengues alusivos a la persona del dictador.

Pero el jefe siempre aspiró en dar brillo a la música que él prefería y a los merengues inspirados en su figura; surgieron entonces músicos de talla en Luis Alberti, Antonio Morel, Ramón Gallardo y Bienvenido Bustamante, Papa Molina, Rafael Solano, todos con sólida educación musical. Fue a partir de aqui que se popularizaron los merengues alusivos al dictador, mostrando excelente calidad en su estructura musical, en piezas como "Salve San Cristóbal", "Seguiré a Caballo", "Recogiendo Limosna" y "Era Gloriosa" y "Los Equivocados" son los mejores ejemplos.

Los interpretes mas populares en las alabanzas al jefe fueron Pipí Vásquez, Rafael Martínez (Rafaelito), Rafael Colón, Francis Santana, Vinicio Franco y Joseito Mateo. Al morir el jefe, algunos de los que le cantaron desaparecieron de la farándula, otros  termianron muy mal y virtualmente ignorados y entre las penurias que nunca imaginaron, sin embargo, hubo los que sobrevivieron y flotaron como corcho sobre líquido dentro del ambiente farandulero.

Entre los que pasaron al pulgatorio tras el magnicidio cabe señalar al talentoso acordeonista Isidoro Flores, cuya vejez pasó bajo el olvido en Camuy, Puerto Rico, donde deambulaba desamparado por las calles de aquel pueblo y se mantenía gracias a la caridad de los vecinos de ese lugar. A Dionisio Mejía "Guandulito", ese tremendo merenguero autor de clásicos como "Jovinita", "Báyase en Paz", "El Rebú" y otros, da lástima contarlo, pero ya anciano, lo vimos por las calles de Santo Domingo solicitando ayuda en forma de limosna a los parroquianos, sin conocerlos.

El caso de Rafael Colón fue doloroso y la gente de San Cristóbal me sirve de testigo, a esa gloria del bolero dominicano, hubo que hacerle una colecta para acomodarlo en un lugar digno donde pudiera vivir, pues a pesar de su fama y talento había quedado en las calles de aquel pueblo y no tenía donde refugiarse. Otro que terminó sus días de forma precaria lo fue Ramón Gallardo, que tanta diversión produjo en los salones del "Típico B" y en el "Típico Quisqueyano" de la Feria, murió en la ciudad de Jersey City, New Jersey bajo el amparo de la asistencia pública.

Pero no todo fue sufrimiento para los alabadores del jefe, hubo excepciones, que no la pasaron tan mal cuando murio "Trujillo el grande" como ellos le llamaban; por ahí andan Francis Santana, Vinicio Franco, Papa Molina y Joseito Mateo, buenos ejemplos de que se puede cantar y tocar bajo la dictadura y luego vivir bajo la democracia sin pagar el precio el pasado. El caso del Diablo Mateo, EL Songo Santana y Vinicio "Mambo" Franco es curioso, pues al parecer actuaron como "el corcho" y flotaron entre los vientos y las mereas políticas posteriores después de cantarle a los Trujillos, no bien había tomado Ramfis la de "Villa Diego" en Noviembre de 1961, apareció el merengue: "Navidad con Libertad", que se convirtió en himno y fue usado para hacer ruido político por la Unión Cívica Nacional.

Años mas tarde, Joseito se volvió a poner el traje de cammaleón para colocarse donde el capitán lo viera con el merengue "Chiquito pero Tupío", dedicado al Presidente Balaguer, cuando el político se encaminaba hacia el oscuro período de los Doce Años, ese es el Rey del Merengue que ustedes conocen. Pero es justo decir que durante la dictadura hubo también artistas extranjeros que se unieron al ruido de alabanzas, entre ellos Compay Segundo y el duo Los Compadres con su canción "Yo no me voy de Santo Domingo" y el duo Celina y Reutilio con su afamado "Palmarito" que merece estudio aparte por su contenido. Pero hubo también estoicismo entre los artistas que prefirieron pasar "el Niagara a pie" antes que cantarle a los Trujillos; entre ellos se recuerda a Flor de Liz, que le fue "vetada" su participación en las estaciones de radio y televisión y Napoleón Dhimes, cantante dominicano de origen libanés se vió forzado a emigrar a Panamá, regresó al caer la dictadura igual que Napoleón Zayas, maestro y director de orquesta que vivió en Cuba, Puerto Rico y España, que también regresó en 1962 y murió poco después de su llegada. Billo Frómeta para no cantarle a los Trujillos, se estableció en Venezuela donde logró fama. Así es la vida, igual que la marea, a veces alta y otras completamente baja.
(José C. Novas/almomento.net)