Joseph Cáceres

En el mundo del arte hay un consumo masivo de hechos y situaciones triviales que en gran medida forman parte de la cotidianidad de los seres que integran la "fauna" de la llamada farándula
De ahí se derivan los "chismecitos baratos", las trivialidades y veleidades que alimentan los programas y las páginas de "cotilleos", sin parar mientes en el mundo que subyace debajo de las apariencias.
Consumen con fruición destemplada solo la punta del "iceberg", sin reparar en que debajo hay una mole en capacidad de hundir el Titanic nueva vez.
Si se preocuparan por hurgar un poco más pudieran llegar más al fondo.
Por ejemplo, descubrirían artistas a quienes les encanta hacer los denominados "cuadros". Es decir, tener sexo con varias mujeres al mismo tiempo. 
Los que solo alcanzan el clímax con niñas...y hasta los sadomasoquistas a quienes les encanta que les den su "pela".
Santiago es una plaza preferida, que se presta para eso, tanto en habitaciones de El Gran Almirante, como en los moteles o cabañas con cuartos señoriales.
La "dealer" de la zona puede dar buena cuenta de eso porque ella es el enlace.
Se dirá que es parte de sus preferencias en lo sexual, algo a lo cual tiene perfecto derecho.
Lo que si resulta chocante es el que algunas figuras del arte no tengan reparo en asumir una actitud marcadamente exhibicionista, como la que se ha verificado en una popular figura exponente de la salsa que se retrató y subió a la red sus partes pudendas.
Hay otro que ha escandalizado con los intercambios de fotos  que ha hecho con un conocido transexual del medio.
Retratar sus partes íntimas, para que un transgénero las vea y se divierta es aberrante.
Esto sin contar la grabación que anda circulando  de las mujeres de un canal de televisión cuando entran al baño.
El voyerismo en su máxima expresión. El "underground". Lo que hay debajo...Lo que se mueve, y se piensa que nadie ve.