Joseph Cáceres

En la torre del residencial donde reside nuestra  amiga Niurka Báez, del equipo de trabajo de nuestra página, hay un conserje de nacionalidad haitiana en la caseta de entrada al parqueo subterraneo que siempre tiene sintonizada en su radio a La Voz de las Fuerzas Armadas.

Esta emisora toca el Himno Nacional Dominicano al mediodía, como parte de una tradición programática de carácter patriótico.

Pero resulta curioso el hecho, de que cada vez que el conserje haitiano escucha que colocan el himno dominicano, de inmediato cambia de estación.

Eso tiene indignada a nuestra amiga Niurka, quien hasta se ha propuesto plantear el tema en la junta de vecinos del residencial, con el fin de que boten al haitiano, porque viviendo aquí, destesta los símbolos patrios, igual a otros compatriotas suyos, malagradecidos, según dice,  que han llegado al extremo de quemar la bandera dominicana.

Hemos tratado de "tirarle la toalla" al haitiano diciendole que como el himno no es un tema musical comercial, a lo mejor el haitiano cambia de emisora para seguir escuhando salsa y bachata, que es la música de su preferencia. Aparte de que no tiene vínculo de fidelidad alguno con nuestro himno. Nosotros si.

Pero Niurka, que es muy rígida en su convicciones, no entra en razones, y tiene al conserje en la mirilla, loca porque sea despedido.

Como no resido en ese lugar, tampoco voy a llevar el asunto al extremo, pues que resuelvan ellos su situación.

Si quiero aprovechar para volver a relatar algo, para que se vea, que aquellos que criticamos también lo hacemos nosotros, y peor.

Es el caso del Carnaval del Merengue de José Tejeda, en Nueva York, del que fuimos presentador oficial durante 10  años.

Nos tocaba al inicio presentar el himno de los Estados Unidos y el Himno Nacional Dominicano como apertura al evento.
Desde que anunciaba el de Estados Unidos, el abucheo de la audiencia era ensordecedor. Y cuando anunciaba el dominicano, todo era vivos aplausos.

Para nosotros aquello era una experiencia terrible...Despues de anunciar el himno, parado en atención en el escenario, con un potente perseguidor  sobre nosotros formando un círculo con el haz de luz, y la mirada de 6 mil personas en el Felt Forum del Madison Square Garden, luego Teatro Paramount.

Decía para mis adentros un "trágame tierra", pues pensaba en lo mal que debían de sentirse todos los técnicos norteamericanos que trabajaban en el teatro, al escuchar un abucheo tan grande a su himno, de parte de gente muchos de los cuales eran ilegales.

Me sentia mal, no puedo negarlo, con ese comportamiento injustificado del público dominicano, frente a una nación que los ha acogido, le dado oportunidades de vivir, estudiar, de superarse, y de esa manera le estaban pagando. Lo que no hacían era irse de ese país que abucheaban, pensaba.

Al final me consolaba un poco pensando en que los mismos gringos pisotean y a veces queman su bandera.
Aunque no es lo mismo ni es igual...

Un dominicano se puede quejar de su país, y advertir todos los problemas que tenemos, pero dificilmente soporta que venga un extranjero a echarnos por el suelo.

Ahí se arma la de San Quintín, y ello es parte de muchos de los problemas entre dominicanos y boricuas.

A los boricuas les "quilla" que República Dominicana tenga soberanía y ellos no. Pero por nada del mundo quieren cambiar su ventajosa situación.
Entonces se resienten y nos "pegan los cables" resaltando nuestros problemas, tal vez como una manera de justificar su estatus...

Si, porque todo tiene su razón de ser....
Pero ahí es que los boricuas, como dicen, "encuentran su tuza"...No hay fiera más peligrosa que un dominicano defendiendo su territorio, aunque sea una selva...Patria es Patria....