Joseph Cáceres

Por encima del bien y el mal...

Un artista famoso o una figura de amplia trayectoria  ya establecido, está en capacidad  de sufrir los embates del medio sin sufrir ninguna mella.
Son como las grandes murallas de siglos pasados que se mantienen a través del tiempo.
Por ello las críticas chismosas que se les puedan hacer a un Juan Luis Guerra, Romeo Santos, Johnny Ventura, por solo citar tres ejemplos, les resbalan,  que no es el caso de artistas nóveles que todavía requieren de la aprobación del medio para sustentarse.
Los deslices que puedan cometer los famosos, la gente  se los toma a chiste, y se los celebran, en tanto que a los nuevos los hunden. 
No es lo mismo un error de un famoso, que el de un artista en ciernes, o sin la dimensión social, económica y hasta política que alcanzan los grandes.
El difunto Freddy Beras echaba a veces hasta coños en televisión, cuando se enojaba haciendo un comentario, pero cuando los “tigueres” de “La Opción de las Doce” hacían lo propio los censuraban y los “acababan”, nosotros mismos los cronistas de arte, “por plebes”.  (Lo de “tigueres” lo puse entre comillas, como expresión coloquial, que conste en acta).
Y es que cuando un artista alcanza los niveles de Juan Luis Guerra se sitúa por encima del bien y el mal.
A él no lo verá usted atacando ni defendiéndose de ataques…Como tampoco sucede con las grandes figuras internacionales a las que la gente "se come" por las redes sociales.
Es algo que necesariamente deben asimilar los que están en este medio buscado fama y fortuna.
Y hay que entender que los ataques son mayores cuando se logra alcanzar la meta. Ahí ha llegado el momento de “barajar y repartir de nuevo”, porque “una cosa es con guitarra y otra con violín”.
Ya existe un “antes y después”, y es necesario prepararse para ese cambio.
En lo particular  lo aconsejo a las empresas y figuras a las cuales les doy asesoría, que son varias, como parte del portafolio  “zorroempresarial”.
Y predicamos con el ejemplo. Luego de más de 40 años de ejercicio en el medio en modo alguno, con la experiencia acumulada, transmitiéndosela a artistas y empresas triunfadoras, puede uno descender al plano de los turiferarios del medio cuya angustia existencial les lleva a tratar de contaminar el ambiente, sin parar mientes en  que son ellos mismos los que terminarán asfixiados por sus gases fétidos.