domingo, 6 de abril de 2014

Este es un país de cuentos y de ensueños en el que permanentemente se vive de mentiritas piadosas, donde basta solo con decir que un delito fue cometido por un "humilde padre de familia", para obtener la justificación y la absolución jurídica, moral  y social.

Acusamos deficiencias en todos los órdenes, y en vez de concientizarnos y adquirir noción de todos nuestros males, pretendemos maquillarnos y asumir poses teatreras, con el fin de ocultar nuestras carencias y falencias ancestrales.

Es una burda mentira de propaganda decir que "los dominicanos somos buenos todos" y que el nuestro es un país amable y hospitalario, cuando en la calle hay tanta gente dándole al turista "en la madre."

¿De qué vale pedir una sonrisa para el turista, si son victimas de escandalosas estafas y de un trato desconsiderado que afecta nuestra imagen como pueblo y nación?.

Pobre de un extranjero que haga negocios en el país sin asesoría ni protección legal. ¡Y hasta así tienen problemas, con tantos abogados y jueces corruptos!

Aquí en cada esquina, en vez de un dominicano amable y servicial, lo que hay es un vividor y estafador que no solo agrede a los visitantes despojándolos de sus pertenecencias al menor descuido, sino que también adultera y exagera los precios de sus servicios, duplicando y triplicando tarifas, o estableciendo un "peaje" porque se trata de extranjeros.

Nunca se  nos olvida el paletero que vendía las cajetillas de cigarrillos Marlboro al doble de su precio original, que cuando se le quejaban, se justificaba diciendo que él estaba frente al Sheraton.

O sea, que aún  en la calle,  en la George Washington, el estar parado frente al Sheraton le confería  al hijoeputa otro estatus, porque se consideraba una dependencia del hotel.

Los vendedores de gift shops ven carne fresca cuando se acerca un tour de turistas y eso todo el mundo lo sabe.

Los artesanos, los dueños de clubes y discotecas, taxistas, patrulleros de la policía, mecánicos, médicos, músicos improvisados, fritureros, parqueadores, ningun sector queda exento de los desmanes que se cometen con los turistas.

Hasta los "cueritos" de la calle  desde que ven que el cliente es un turista lo que piensan es cómo darle "un tumbe". Nunca en prodigarle "cariño" y una sonrisa al turista, para que se sienta bien.

Su mentalidad es que se trata de un cliente ocasional, que se va y que no le importa si vuelve.

No saben el daño que le hacen al país, y lo mucho que comentan los turistas entre si el mal trato que les dispensan, y los engaños de que son víctimas.

La mala fama la tenemos, aunque el ministerio de Turismo se cuentre en su fementida campaña de uan sonrisa para el turista.

Por el contrario, muchos son los que piensan  que si de sonrisa  se trata que las dé Francisco Javier García, que muy bien cobra por ellas en el Ministerio de Turismo, más ahora que quiere ser presidente.

Pero volviendo al pasado, históricamente nos hemos vendido como víctimas del proceso de colonización porque es una imagen que nos conviene para hacernos los pendejos y justificar nuestros males ancestrales.

Nos resutla muy fácil pintarnos como los humildes aborígenes a los cuales los españoles engañaban canjeándonos pepitas de oro por espejitos, para alimentar las leyendas de los historiadores que siempre han acomodado los hechos a conveniencia.

Después de todo, el cuento nos ha permitido mantenernos  jugando al Lobo Feroz y la Caperucita Roja.

5 comentarios:

  1. Se solto el loco!! Recojan!! Se te olvido que los politicos roban todos.

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  2. Lo único que voy a decir es: en este escrito no hay desperdicio, amen!!!!!!!!

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  3. Asi es, por eso cuando erramos al expresarnos sencillamente decimos que se trata de algo coloquial, maquillamos el asunto y apostamos al olvido.

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  4. 100 x % de acuedo con lo escrito aqui, no hay mejor recomendación que la que se hace de persona a persona.

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  5. Mensaje que quiere transmitir la pagina: el violador es inocente, fue seducido por la menor, por su ropa e inocencia.

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NIURKA BAEZ,
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