Joseph Cáceres

Cosas que  abaratan la imagen

Ser famoso,  admirado, querido, convertirse en un celebridad es el anhelo de todo aquel que busca fama y propaganda en el arte.

Nada satisface más el ego que dejar de ser una persona común y corriente, para elevarse  a un plano de idealización, donde hay quienes llegan a considerarse dioses,  que adquieren la condición de situarse por encima del bien y del mal.

Ello conlleva cambios significativos en el modo de vivir y de actuar. 

Todo aquel que procurre trillar el camino de la fama tiene necesariamente que manejarse en base a códigos diferentes a los del común denominador de la gente, de lo contrario el mismo medio se encarga de etiquetarlo y retirarle cualquier posibilidad de validar su categoría.

Los famosos que quiten ser humildes terminan siendo pisoteados por los mismos humildes con los que buscan congraciarse.

Los pobres no valoran a los notables y famosos que se comportan como si fueran más pobres que ellos.

De hecho en eso se base la publicidad que de manera abierta o subliminal procura crear ideales de realización en los productos que promueven.

El ron Brugal es un producto de consumo popular masivo. Sin embargo en una campaña publicitaria presentaban a quien lo tomaba bajando de un helicoptero, y  tocando piano en una lujosa mansión. 

A los obreros de la construcción que toman Brugal no les llegaría una campaña donde se vea uno de ellos tomando el ron, pues sería un ejercicio inútil promover en ellos  su misma realidad.

Pero retomando el punto  inicial, he aquí una lista de cosas que los famosos no deben hacer para evitar abaratar su imagen

Ir a una pizzería a preguntar por un especial de 2X1 que anunciaron en la prensa

Hacer fila en un puesto de venta de Inespre de los que venden comida barata para los pobres.

Ir a Plaza Lama para aprovechar un especial de zapatos o a las tiendas que anuncian  un segundo par a mitad de precio.

Sentarse en un puesto de chimichurri, picalonga, o una fritura a comer tripita, entresijo, piplian, bofe, torrejas, longaniza, cadeneta, rabo, orejitas, hocico, ubre, morcilla, paticas.

Ponerle letreros a los vehículos, como "Llegó la Negra Pola", "El papi de nylon", "El big papi", etc.

Enganchar en la solapa del saco banderitas dominicanas, escudos, iniciales, medallas o letreritos de "yo soy dominicano".

Usar la camisa abierta arriba para que se le vea una cadena con una medalla de oro de La Virgen de la Altagracia

Invitar a comer a alguien a la casa y hablar del precio que costó la comida que se está comiendo.

Colgar pinitos perfumados en el espejo interior retrovisor del vehículo de esos que dejan un olor a carro de taxista.

Hacer fiesta en la casa a nivel  de whisky para al cabo de una hora brindar ron porque "el whisky se terminó".

Ponerle bombillitos que prenden y apagan, alerones, luces de neon en el piso y adornos de carros baratos a un vehículo de lujo.

Masticar los huesos del pollo y comerle los ojos a los pescados servidos enteros.

Pedir un whisky premiun y tomárserlo con jugo de manzana o refresco de cola.

Adobar con sazón criollo  un filete certified angus

Andar en un vehículo  con el combustible en reserv y el bombillito rojo haciendo la advertencia dizque porque no le ha dado tiempo de echar gasolina.

Ir de compra al super y que al momento de pagar en la caja lo vean con sardinas de las más baratas, paquetes de "pico y pala", especiales de salami de los que ofrecen en ofertas amarrados con una mortadela, a sabienda de que todo el está allí está acechando para saber que come.

Al momento de firmar un documento sacar de la cartera un bolígrafo desechable Big o Paper Mate.

Usar espejuelos de billeteros en vez de los de marca.

Salir a la calle con gorras o t-shirts de los que dan de promoción en los eventos.

Viajar en la última fila de butacas del avión, en un asiento al lado del baño.

Irse de playa con unas chancletas Samuray

Que lo vean comprando en una Importadora de Villacon o en la reguera que venden ropa de paca debajo del elevado.

Comprar libros y útiles escolares de medio uso.

El listado en cuestión aplica para gente famosa, artistas y figuras públicas. No así para los políticos en campaña, que como se sabe, se manejan con otros códigos con los que procuran seducir y congraciarse con los sectores más carenciados y empobrecidos cuando andan "zafaconeando el voto", sin saco y sin corbata, cargando en los barrios niños desnudos y besando viejas sin dientes.