Joseph Cáceres

El cine dominicano se encuentra estancado en materia de actuaciones.

Que levanten una academia con los fondos de la Ley

Por Johnny Arrendel

De manera lenta pero sostenida, en los aspectos técnicos, e incluso en lo conceptual, el cine dominicano avanza, no obstante se mantiene estancado en el delicado renglón de las actuaciones.

Frank Perozo, catalogado por determinados comentaristas como el principal entre los talentos dominicanos de este arte, consigue encarnar sus personajes, pero los desarrolla sin transiciones ni inflexiones en todo un largometraje.

En Jaque Mate, de principio a fin es un desquiciado altisonante y desbordado, mientras que en La Extraña no rompe el carácter parco de su estereotipado editor literario, tanto cuando vive el idilio con la chica, como al desatarse el nudo de la historia.

La deficiencia de Evelyn Rodríguez es más acentuada y uno supone que cuando se incurre en inversiones de este nivel, se procura que el casting aglutine verdaderos profesionales, en capacidad de asumir los retos de la interpretación, no que los papeles se asignen medalaganariamente, en irrespeto a los actores de academia.

Ella tiene presencia, pero como han advertido los reputados críticos, Armando Almanzar, y en particular, Félix Manuel Lora, nunca tuvo la destreza de transmitir el aura enigmática de su personaje en La Extraña.

La incipiente “industria cinematográfica local” distribuye los papeles sobre la base de la cercanía con los productores o simplemente porque los seleccionados caen en gracia entre los productores. 

Por ejemplo, aunque Enrique Qualey y Mario Peguero “dan el físico”, para sus respectivos roles secundarios en el mismo filme, se caen en cuanto pronuncian sus breves parlamentos, ya que mientras el primero no articula correctamente, el segundo no suena creíble.

Sería sumamente positivo que con los mismos fondos que obtienen  de la muy abusada Ley de Cine, los productores de la República Dominicana establecieran una escuela de formación de realizadores, guionistas y escritores, talentos y técnicos, homologada con estándares internacionales de calidad.

Lee Strasberg, legendario director de la acredita escuela de actuación “Actor Studio”, señaló que los grandes actores «trabajan en dos esferas: el trabajo del actor sobre sí mismo y el trabajo del actor sobre el papel». En el proceso de este trabajo, «un aspecto del arte del actor puede enfatizarse temporalmente a expensas del otro, pero antes de que se pueda crear una imagen convincente sobre el escenario ambos deben ser dominados».

Mientras que la actriz Stella Adler apuntó que el actor tiene que ponerse en las circunstancias del argumento y trabajar desde sí mismo. En sus palabras: “Define la diferencia entre tu comportamiento y el del personaje, encuentra toda justificación para las acciones del personaje, y luego continúa desde ahí para actuar desde ti mismo, sin pensar dónde termina tu acción personal y empieza la del personaje”.

Pero en el cine dominicano el espectador con ciertos niveles de apreciación se siente estafado, percibe como que se le lleva a hacerle el juego a un grupo de improvisados que juegan a ser actores, sin contar con el talento, en unos casos, o con la formación, especialización o dedicación suficiente, en otros.

En el primer grupo, podemos alistar a gente como Jochy Santos, Luz Garcia, Robertico Salcedo, Daniel Sarcos,

Nickauly de la Mota, Bolívar Valera, José Guillermo Cortines y un sinnúmero de figuras que de manera inexplicable tienen ya un amplio “curriculum cinematográfico”, pero sin méritos, ya que son utilizados más bien como figurines.

De otro, están los que sin dudas esgrimen distintos grados de capacidad interpretativa, pero que trabajan como si fuesen factorías vivientes, asumen una gran cantidad de papeles, sobre todo en comedias, en los que no hacen más que repetirse: Raymond Pozo, Miguel Céspedes, Kenny Grullón, Irving Alberti, Aquiles Correa, Fausto Mata, Félix Tejada, Manolo Ozuna, entre muchos otros que podrían dar más de sí con una buena dirección.

Otro grupo ha demostrado arraigo para la actuación, algunos con constantes desniveles, pero que si pudiera decirse que de subir un escalón más lograrían el estatus de intérpretes notables, pero reitero, sobre la base del trabajo denodado, como requiere un reto de tal nivel, entre estos el propio Frank Perozo, Cheddy García, Phillips Rodriguez, Cuquín Victoria, Alina Vargas y Richard Douglas.