En Japón si hay jabón…
Japón en dos ocasiones, y lo considero uno de los destinos más fascinantes de todos los visitados.
Sumamente caro, eso si…Tokio y Osaka son consideradas las ciudades más caras del mundo.
Recuerdo que la primera vez en que hice ese viaje, la travesía fue de Santo Domingo a Nueva York, de allí a Los Angeles, para emprender el destino final hacia Tokio, al aeropuerto Narita.
Recuerdo que algunos amigos dejaron de comprar cámaras fotográficas y otros equipos en Nueva York, por la creencia de que en Japón, como fabricantes de los mismos, debían ser más barato.
Pero cuando llegaron allí se percataron de que costaban un 50 por ciento más que en Nueva York.
"Pegaron el grito al cielo", y dijeron que en Nueva York estaban los mismos equipos más baratos que en Japón, siendo ellos los fabricantes.
La explicación que les dieron fue que esos son productos para exportación, pero que para la venta al público en Japón hay elevados impuestos que los encarecen por encima de los que se comercializan en el extranjero.
Estábamos en Tokio en el hotel Asia, donde un plato de espaguetis a la bolognesa costaba lo que vale aquí uno de langosta.
Y eso de que un melón puede costar 50 dólares no es un invento…Lo pudimos comprobar, aunque a decir verdad, pienso que gran parte del costo es la presentación y la envoltura.
Demasiado aparataje en todo.
Recuerdo que bajamos con el difunto Rafael a comprarle un sandwiche a Milly, y lo envolvieron en papel de regalo y lo pusieron en una caja acolchada de seda como si fuera un obsequio muy valioso. Una envoltura como si fuera para regalar un diamante y no un simple sanwiche.
¡Exagerados!
Con esa envoltura es que te clavan el precio le dije a Rafael porque te cobran lo que cuesta aquí un filete en un restaurant de primera.
Tokio es una de las ciudades más congestionadas del planeta, con un sistema de trenes subterráneos muy moderno.
Sin embargo, la tanta gente obliga a racionalizar de manera extrema los espacios, a tal punto que al visitar la morada de una amiga japonesa que nos servía de guía, quedé impactado al ver el cuartito donde dormía con camas literas de hasta tres pisos que tenía que compartir con otras chicas.
Ganan dinero, pero viven con limitaciones muy precarias.
Eso si, no hay mujer más servicial que las japonesas, por un tema de cultura.
Apenas ahora es que se les permite caminar al lado de los hombres, porque la tradición, que se mantiene todavía en muchos sitios, es que la mujer debe ir detrás del hombre cuando camina en la calle.La mujer por tradición y cultura ha estado al servicio del hombre.
Si contratas el servicio de geishas te van a buscar al hotel con su kimono tradicional, y te lleva a vivir una experiencia inolvidable.
En los japoneses el tema del honor es sagrado.
Por ello las tiendas tienen mesas con mercancía en las aceras del exterior y nadie las vigila.
El que desea algo, lo toma y entra a pagar a la caja. Algo impensable en países como los nuestros…
En las habitaciones del hotel te ponen café, té, agua y variadas infusiones. La nevera está repleta de bebidas. Cuando vas a hacer el check out te preguntan si consumiste algo, porque no la revisan anotando lo que se ha usado como sucede en occidente.
El temperamento del japonés, regido por códigos morales muy rígidos lo lleva a que si blasfemas en contra de una divinidad o ultrajas con palabras al emperador, en una simple conversación, se atreven a matarte y después suicidarse. No olviden que eso es parte de su cultura, como se pudo ver en los kamikaze, y el práctica del harakiri.
En una palabra, nunca jodas con eso, que son peores que un cibaeño atronao con un puñal cuando los ofenden.
Es uno de los países con mayor volumen de suicidios de jóvenes, por el tema del vacío existencial.
Me gustaron las neveras parecidas a las que venden refrescos, que hay en las calles, que dispensan bebidas alcohólicas, aunque se bloquean automáticamente a las 11 de la noche, y no hay servicio para nadie.
En Osaka, caminando por el centro en cada esquina de la calle viví la experiencia de una promoción que hacen unos nombres en las esquinas y a lo largo de las aceras con unos letreros colgando.
Me llamó la curiosidad de que en vez de entregar un volante o "flyer"de propaganda, lo que te dan en la mano es un paquetito de servilletas.
Ya cuando iba por el cuarto paquete de servilletas que me habían regalado le pregunte a la guía en que consistía esa promoción. Que si estaban anunciando una marca de servilletas.
Ella, sin ningún rubor, con toda naturalidad me dijo que estaba promoviendo unos negocios que están a todo lo largo de la vía, donde las mujeres les practican felaciones a los hombre.
¿Cómo?, le dije, ¿promoviendo eso así a la franca?.
Ella sonrió, y me dijo que era parte de la cultura de servicio que allí prevale.
Reflexioné y pensé que después de todo no hay motivo por el cual extrañarse, porque en Santo Domingo las "sobeidas" de “la bolita del mundo”, cuanto tú pasas, ellas pitan y te dicen: “Papi, vano´ a hacerte algo”.
No llegaron a jugar en una Super Nintendo?
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