Joseph Cáceres

Momento de las decisiones cruciales en la Chiquito Team Band

Por Johnny Arrendel

Para evitar traumas y conflicto innecesarios, y así prevenir una debacle, los sustentadores del proyecto Chiquito Team Band deben estar contestes de algo: Es imposible frenar o limitar la proyección de los cantantes en un grupo exitoso.

Es una realidad que deben analizar y manejar Rafael –Chiquito- Berroa,  Manuel Piano y su manager, Chichí Aponte, y como referencias contrapuestas pueden observar al Grupo Niche, de Colombia, y del patio a Chichí Peralta.

Jairo Valera, lamentablemente ya fenecido, es una marca tan fuerte como el propio  Niche, hasta el punto que la agrupación sobrevive a  su desaparición, y sin embargo nunca se obsesionó con vender su figura por encima de los vocalistas.

Incluso, Jairo estuvo una temporada en prisión, y Niche se mantuvo activo con mucho impacto.

Pero cada tema de Niche es de la autoría  y producción de Valera, quien refleja criterios de calidad muy exigentes, y por tanto, cuando uno los escucha no puede dejar de vincularlos a su creador, no importa que interprete Tito Gómez, Charlie Cardona,  Willy García, Moncho Santana, Cesar Salazar, Saulo Sanchez, u otro de las decenas de cantantes que han pasado por su frente.

Incluso, temas emblemáticos que con Niche grabaron cantantes de mayor proyección, como Tito Gómez o Cardona, los asumen otros vocalistas y el público los recibe y asimila con el mismo entusiasmo.

En cambio, Chichi Peralta se “desesperó” cuando notó que su cantante de inicio, Jandy Félix, al término de los conciertos era acosado por el público y la prensa, y por eso colocó luminarias sobre si, agregó más congas y percusión menor a su instrumental, decidió protagonizar él solo los videos clips y hasta incurrió en el invento de cantar.

 De su lado, Jandy Feliz, con voz muy comercial pero sin condiciones de líder, se dejó llevar de las ofertas, se independizó. Resultado: Ambos se guayaron, aunque Chichi amarró un buen contrato con una disquera.

Con sinceridad, es preciso llegar a la conclusión de que ni Chiquito ni su hermano Manuel Piano tienen condiciones para colocarse como centros exclusivos de atracción de la banda que dirigen, y es que con ese imán “se nace”, como dice Tulile.

Wilfrido Vargas, con un staff de estelares cantantes, logró proyectar su imagen con determinadas estrategias, y nunca pasó desapercibido, eso no impidió que en su frente descollaran: Sandy Reyes, Vicente Pacheco, Víctor Waill, Jorge Gómez, Eddy Herrera y Rubby Pérez, entre otros muchos.

Pero no solo los vocalistas, dejaba que sus músicos se proyectaran también, tanto con solos de sus instrumentos, como en otros roles: Luis Mariano, Sony Ovalle y Kilvio Fernández, son una pequeña muestra de su visión.

De Johnny Ventura, ni hablar, un súper-artista en sí mismo, como cantante, bailarín, arreglista, percusionista, comunicador. Fue el artífice de que numerosos miembros de su grupo alcanzaran el estatus de figuras. Josep Cáceres ha tratado este tema múltiples veces.

Anibal Bravo, no era un bonitillo ni buen cantante, y para colmo, la percepción del público es que no toca bien el piano, pero nunca tuvo dificultad para que se le identificara como líder indiscutible de su orquesta, donde brillaron también Bobby Rafael, Blas Durán, Sigfrido Rey, Jochy Hernández, Félix Cumbé, Peter Cruz y Marcos Burdier.

Uno de los mayores golpes que pudo experimentar un concepto artístico grupal fue la deserción de Toño Rosario del lado de sus hermanos, pero Los Rosario se mantuvieron en  el tope del gusto popular, y paradójicamente con un estandarte como Rafa, quien en verdad no le carga las maletas al Cuco en cuanto a calidad vocal.

En consecuencia, creo que las cabezas que dirigen Chiquito Team Band deben dejar los egos detrás y desarrollar una estrategia que fortalezca el concepto, ya que dirigir los focos de la promoción sobre el timbalero y el pianista no les dará beneficio alguno.