Joseph Cáceres

Desplazados por las ruedas del tiempo

Uno de las mayores dificultades que se viven en estos tiempos es la falta de capacidad y de voluntad para asimilar las nuevas tendencias, los códigos, y las coordenadas  que impone la nueva época.

El siglo cambió y muchos de los que pretenden seguir siendo protagonistas ni siquiera se han dado por enterado y se siguen manejando en base a criterios desfasados.

Hasta cierto punto es entendible, pues los días, las semanas, los meses, los años, los siglos y los milenios no son más que parte de los convencionalismos del hombre para medir el tiempo.
No se trata de algo tangible, que si se genera un cambio se puede ver físicamente.

Ello, empero,  no justifica en modo alguno el desfase y el fundamentalismo que se advierte en el arte, la política, la ciencia, la economía, la filosofía y todas las demás expresiones del quehacer humano.

En la política uno advierte el desfase de algunos personajes que actúan como si todavía estuvieran en los 80 y 90. No quieren entender que esos tiempos ya pasaron y ellos también, porque no han sido capaces de actualizarse. Es lo explica las derrotas consecutivas de algunos partidos y de sus dirigentes rigiéndose por los mismos criterios  derrotistas.

Lo mismo uno advierte en instituciones como la Policía Nacional, que se rige por viejos métodos, apelando a la política del garrote, con criterios del pasado, en tiempos en que hay una delincuencia cibernética, haciendo acopio de todos los elementos y las herramientas  que les puedan facilitar la cosa.

En el arte lo que se advierte es un grupo de viejos rumiando pasadas glorias, y queriendo reeditar un pasado que corresponde a una época, a unas creencias y a unos valores que lamentablemente fueron desplazados por las ruedas del tiempo y de lo cual solo quedan añoranzas.

Procuran con ello bañarse en el mismo río, porque están en su cauce, sin percatarse de que esas aguas pasaron, y que ahora llegan otras, llenas de algas, arrastrando desperdicios y residuos cloacales, contra los cuales hay que vacunarse para no contaminarse.

Dese esa óptica debemos concluir en que la crisis de la que se habla en gran medida es el resultado de que muchos no han podido actualizar su “software” cerebral, ni han podido asimilar los "parches" necesarios para correr los programas que se necesitan para descodificar los nuevos lenguales.


Hace tiempo que los muchachos les "hackearon" el cerebro y no se han dado cuenta...