Joseph Cáceres

Acroarte está en lo correcto

Cuando publicamos que Acroarte había hecho un acuerdo con Monitor Latino para alimentar su base de datos con miras a enriquecer la evaluación que la entidad hace de los artistas más populares del año, la intención  más que nada fue la de llevar al ánimo de la opinión pública que las decisiones en la asociación no se adoptan de manera medalaganaria como a veces se piensa.

Son el resultado de un consenso, pero también de un estudio y un trabajo de campo, sobre todo en un terreno donde se establecen criterios por simple percepción.

Cuando usted tiene un resumen certificado de lo que verderamente ha sonado en el año, en base a mediciones fidedignas, computarizas, nadie puede venir a alegar que sonó y popularizó temas en la radio, cuando no ha sido así. Es bueno contar con documentación para enfrentar esos alegatos, que a veces provienen hasta de los mismos cronistas tras de los cuales se parapetan algunos artistas.

Por lo demás, no es la primera vez que Acroarte recurre a encuestadoras para verificar el impacto de actividades artísticas, porque  hace tiempo que rastrea los ”rating” de los programas de televisión que realizan empresas especializadas en sondeos.

Ahí se sabe quienes en verdad cuentan con audiencia que, dicho sea de paso, no es lo determinante al momento de otorgar un premio a un programa.  Ello alimenta parte de los criterios que se toman en cuenta en la evaluación, al igual que  el impacto, la calidad y trascendencia del mismo, pero no lo es todo.

Estos tres últimos requisitos hacen a veces que un programa le gane a otro de mayor audiencia.

Es un ejercio saludable y provechoso el contar con herramientas como la de los ranking y encuestas, porque estas apuntalan a los más trascendentes en términos de difusión y preferencias. Ello siempre y cuando los datos que se acopien emanen de encuestadoras confiables.

La misma empresa patrocinadora del premio Soberano se mantiene de manera permanente midiendo la aceptación y la preferencia de la gente hacia sus productos y actividades, y mal haría Acroarte con mantenerse al margen de esas investigaciones por aquello de que es necesario también poner el oido en el corazón del pueblo.

Se alega que muchos artistas no tienen recursos para promoverse en la radio y en el medio, y que por ello se encuentran en una posición de desventaja frente a los que se manejan con holgados presupuestos, pues sus discos no figuran en los rankings.

Lo primero es que Acroarte no tiene la culpa de eso. Y lo segundo es que hay artistas que se han convertido en un fenómeno de popularidad usando medios alternativos, como son las redes sociales, sin depender de la  costosa radio.

Algunos de ellos han merecido ser considerados para el premio, y otros no.

Por lo demás, si solo se premiara la difusión y la popularidad, Acroarte hubiera galardonado a Palito de Coco y a Franshesca, pues nadie alcanzó más notoriedad que ellos el pasado año.

En Acroarte se lleva cuenta de quienes suenan sin éxito, y quienes lo logran. Se mide la popularidad, pero también la calidad y la trascendencia.

Y algo muy importante, se sesgan las propuestas ofensivas y  de mal gusto, las que incitan a la violencia y al uso de sustancias de controladas.

No hay que repetir los nombres de cuáles urbanos, hombres y mujeres, quedaron fuera del premio este año por sus propuestas indecentes.

Todo esto es importante decirlo para despejar dudas y confusiones.