viernes, 29 de agosto de 2014


CARLIN CARLOS dijo...
Esto va dirigido directamente para usted Heltho Lette y ¿como no? también para los "depredadores y criticones de patios, cunetas y callejones":

¿Por qué ustedes en vez de tratar de emitir criticas sin fundamentos...no se motivan a realizar artículos que puedan ser acogidos por esta página y entonces demuestran que tienen si quiera la capacidad mínima de hacerlo?

A mí particularmente me gustaría leer sus pareceres, pero desde otra optica y entonces veremos si es "chiclet lo que masca el chivo o qué será lo que rebuzna el burro".

Motivense, yo he sido uno que se me ha dado la oportunidad, no solamente desde ahora...sino desde que Joseph Cáceres inició este medio digital, yo he colaborado con crónicas que él las ha publicado y si él lo ha hecho, ha sido por algo...¿ustedes no creen? (independientemente de que sean rellenos o no, por acá han aparecido.(modestia y aparte).

*Finalmente les dejo este "homework" a los criticones...(meditenlo cada noche antes de dormir, beban agua fria, untense menthol y duerman en paz...gracias)

De Norman Merchak:

Una cosa es la crítica y otra los criticones, porque la crítica es juzgar las cosas fundándose en los principios de la ciencia o en las reglas del arte.

Sin embargo, el criticón es aquel que todo lo censura y moteja, sin perdonar aún las más ligeras faltas.

El criticón es un tipo muy especial. Se trata de un inconformista permanente y que no es capaz de reconocer nada positivo en los otros o en sus acciones. En verdad el sujeto criticón es adicto a abusar de la crítica, traspasando sus justos límites.

El criticón hace uso de lo que se llama, en buen romance, el critiqueo, que no es otra cosa que la murmuración. Sin embargo, existen otros, que con gran desenfado o, quizás, gozando de algo de audiencia, actúan en público, creyendo que ello les otorga alguna posibilidad de hacerse notar. Generalmente estos últimos tienen que ver con el hecho que pueden adquirir cierto poder.

Estos sujetos pasan, en forma vertiginosa y con gran facilidad, de criticones a criticastros, que manejan la crítica sin apoyo ni fundamento ni doctrina, censuran y satirizan todo.

Para ellos no existe nada ingenioso o inteligente que provenga de los que creen sus enemigos o contrincantes.

Solo basta la crítica, y como son grandes productores de ácido, recubren la crítico de este elemento químico.

En verdad, en nuestro país, la crítica artera se ha convertido en una verdadera arma de uso habitual.

Nadie disfruta de la tranquilidad que produce el estar, en algún momento, entregando una crítica constructiva.

Quizás la causa de esta desafortunada situación acerca del manejo de la crítica sea la falta de información, a la cual recurren con frecuencia todos aquellos que buscan llevar por caminos equivocados a la gente que les escucha; con la única finalidad de sacar algún provecho personal de ello.

Por último, lo que deben tener presente estos criticones es aquel pensamiento de José Ortega y Gasset que dice: “El verdadero tesoro de los hombres es el tesoro de sus errores.”

Es bueno que recuerden los criticones que aunque te equivoques, te sirve para guardarlos.
Melenciano se la trae escribiendo queda bien con todo, y deja la surrapa si para que el lector lo interprete. Ahora bien, las personas de poca lectura nunca van a entender el escrito porque es muy profundo y solo defiende la causa de Melenciano y aunque aparenta lisongear a Severo lo esta acabando por atrá. Este escrito no tiene desperdicio, para los que saben leer.
Juan Prada

Sr. Carlin Carlos; por si usted no lo sabia el que no lee, estudia ni investiga, no tiene derecho a la palabra; me temo que usted es uno mas de los busca sonido.

Miguel Izquierdo antes que se te rompan los huevos, a Melenciano hay que verlos en el contexto de los que practican el sofismo que decia Platón en su critica a los sofistas por su formalismo y sus trampas dialécticas, pretendiendo enseñar la virtud y a ser hombre, cuando nadie desde un saber puramente sectorial, como el del discurso retórico, puede arrogarse tal derecho.

La primera exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser capaz de persuadir a otros. «Poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles», dice Protágoras. Gorgias dice que con las palabras se puede envenenar y embelesar. Se trata, pues, de adquirir el dominio de razonamientos engañosos. El arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses del que habla. Llamaban a ese arte «conducción de almas». Platón dirá más tarde que era «captura» de almas.

Según algunos autores, no eran, pues, propiamente filósofos. Para quienes son de esa opinión, tenían sin embargo en común con los filósofos una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida para todos. Cada quien tiene «su» verdad.

Por el contrario, hay quien sostiene que sí lo eran, y que las ácidas críticas de Platón corresponden a una disputa por un mismo grupo de potenciales discípulos y a sus diferencias políticas y filosóficas.

Sócrate Pichardo

2 comentarios:

  1. Si hay un comentarista que siempre escribe correctamente y analiza los hechos con lógica y decencia sin insultar a nadie es Heltho Lette. Carlin Carlos escribe y uno lo lee y al final no se sabe lo que quiso decir

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  2. Ay a mi me encanta el capotillero .. Ahi í si hay cultura!!

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NIURKA BAEZ,
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